No se aprende de las experiencias pasadas, no se busca alternativas que sean factibles para crear organizaciones ciudadanas fuertes y sobre todo con las convicciones y condiciones apropiadas para favorecer la alternancia en la conducción de la nave del Estado.
Se comenta que no son buenas las repeticiones de gobernabilidad, extender los periodos más de una y peor más de dos gestiones representa un peligroso proceso que desgasta al “partido gobernante” y agobia a la colectividad, aún así se cumplan algunos programas sociales, que no siempre satisfacen todas las expectativas de un electorado que en varios años cambia de pensamiento y se actualiza con nuevos planteamientos o se adormece con aquellas instancias que por repetitivas se vuelven costumbre sin soluciones.
Esas posiciones que necesariamente analiza el electorado de cualquier país, ante la inminencia de nuevos periodos electorales deberían concienciar a los políticos en la necesidad de organizarse en base a coincidencias ideológicas, programáticas y objetivamente realizables de modo que no se creen grandes distorsiones en el pensamiento y la voluntad popular con una cantidad de partidos que si bien son parte de una democracia electoralista, sólo sirvan para disminuir el efecto positivo de una participación responsable tanto de electores como de candidatos.
A más de un año de las elecciones programadas para el 2014 ya se perfila la “atomización” política en el país, con la solicitud de por lo menos cinco partidos políticos más, fuera de los que se mantienen vigentes y en plena actividad, lo que en el periodo especial de registro puede superar tranquilamente la docena de “equipos” en competencia.
En el Tribunal Supremo Electoral (TSE) se confirmó que hay cinco pedidos en pos del registro electoral, empezando por lograr personería jurídica para tener el reconocimiento del TSE, situación que además se concreta cuando cada “tienda” completa un listado de adherentes cuyo número debe ser del 2 por ciento de ciudadanos que votaron de acuerdo al Padrón Electoral del 2009.
Como van las cosas está visto que persiste la idea de ciertos políticos de lanzarse a la arena electoral, sea como fuese, en unos casos con perspectivas más o menos sólidas, pero en la mayoría de los casos, tal parece, sólo con fines de crear distorsiones en la hegemonía de orden político lo que hace menos seria y responsable la participación ciudadana, buscando opciones de seguridad para el país, para las familias y para el bienestar colectivo, aspectos que se pierden en la diversidad de las fórmulas de muchos partidos con pocas opciones para ser parte de un abierto juego democrático que asegure en el futuro el cumplimiento de las promesas electorales.
Cuando surge la pregunta ciudadana en torno a ese fenómeno de diseminar la figura política sustancial y expresiva de la voluntad popular en segmentos de reducida capacidad electoral, una primera respuesta apunta al interés de los supuestos líderes para alcanzar así sea una ubicación parlamentaria, el resto es sólo una ilusoria expectativa, sin embargo del riesgo que implica pagar una fuerte multa si no se alcanzan ciertos porcentajes en los cómputos finales.
Ya se ha visto que este fenómeno de partidocracia impulsiva ante la inminente realización de elecciones es parte de un fenómeno especial de la región, con mayor o menor incidencia en la participación de organismos políticos con su reconocida tradición y en cada evento con la aparición de ocasionales postulantes que aprovechan la democracia sólo como coyuntura personalista.
Fuente: LA PATRIA
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