Mientras nuestro Gobierno avanza en su plan de integración interoceánica para desembocar en el puerto de Ilo al sur peruano, el Congreso del país vecino se hace esperar en la ratificación del Protocolo de Ilo que se lo espera desde hace tiempo, una vez que nuestra Cancillería cumplió con algunas modificaciones y exigencias planteadas por el Legislativo de Lima.
Hay cifradas esperanzas en la diplomacia boliviana y en el nivel superior del Gobierno para que antes del 28 próximo salga humo blanco en el Congreso del Perú y se habilite de forma legal el acuerdo de concedernos un espacio en la parte sur de Perú junto al Puerto de Ilo, que entre otras cosas está en la mira boliviana para operaciones futuras, trasladando a ese embarcadero la mayor cantidad de mercadería que ahora transita por los puertos chilenos de Arica e Iquique.
Es notorio el entusiasmo nacional cuando se menciona la interconexión oceánica que permitirá unir Brasil – Bolivia y Perú por carretera, lo que ya sucede actualmente, pero se rebajarán los costos de operación en puertos de los océanos Atlántico y Pacífico con la construcción de una ferrovía que unirá el Puerto de Ilo en Perú y Puerto Suárez en Santa Cruz, por la zona de Bulo-Bulo y Montero, lo que facilitará el transporte de urea de Cochabamba y el hierro del Mutún hacia mercados conectados a través del Océano Pacífico.
Cuando se habla del proyecto en sí, su costo está calculado entre 3.000 a 3.500 millones de dólares, se trata realmente de un mega proyecto que demorará bastante tiempo en concretarse y obliga desde su inicio a una inversión de nuestro país, en un primer y corto tramo Bulo – Bulo y Montero y que significa más de mil millones de bolivianos asegurados por la Ley Financial aprobada a fines del año pasado, autorizando un préstamo a través del Banco Central de Bolivia.
Este gigantesco proyecto tiene incentivo muy especial en la estrategia de Bolivia con relación a Chile. Se busca restar la importancia de los puertos de Arica e Iquique y dirigir todo ese movimiento portuario hacia los puertos de Ilo y Matarani en el Perú, aprovechando para ese fin la concesión territorial que por casi un siglo otorgará el Perú a nuestro país, claro está bajo ciertas condiciones que todavía no se aprueban en el Congreso de Lima y posiblemente se hagan realidad en la presente legislatura de ese país que culmina su agenda de la presente gestión el 28 próximo.
Hay un detalle que no se aclara en el nivel diplomático y es que entre Bolivia, Brasil y Chile está vigente un acuerdo por el que se establecía responsabilidad tripartita para concluir una carretera de 6.100 kilómetros con una inversión compartida de 604 millones de dólares para unir las tres naciones a los dos océanos.
Mencionamos el asunto porque en el caso de Oruro especialmente el tramo carretero que cruza nuestro departamento hacia Pisiga, es justamente parte de ese importante proyecto vial que ojalá no sufra alteraciones con los cambios que propugna el Ejecutivo sin considerar la incidencia del corredor bioceánico definido técnica, financiera y estratégicamente para favorecer a los distritos de la zona occidental del país, el caso de Potosí, Oruro e inclusive La Paz.
Hay que esperar la aprobación del Protocolo de Ilo, que posiblemente suceda este mes.
Fuente: LA PATRIA
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