La vida sin agua

Cuando uno abre el grifo y chorrea el agua con normalidad, durante todo el día, es difícil imaginar lo que sería la vida sin el líquido elemental, uno no se da cuenta de lo que ocurriría si éste faltara hasta que en realidad ya no se lo tiene a la mano.

En Cochabamba la falta de agua es un problema que se afronta día a día desde hace muchos años, donde la gente siente esa carencia a diario. En cambio quienes visitan ocasionalmente esa tierra valluna recién comienzan a notar que el agua suele escasear en ciertos momentos del día, o cuando la usan indiscriminadamente en algún momento se termina y comienza a ser un problema que causa malestar.

En Oruro, hace muchos años que no se siente esa carencia porque al construirse la red domiciliaria de agua potable, que la proporciona la Empresa Local de Acueductos (SeLA) el líquido cristalino fluye con normalidad y rara vez escasea.

Cuando se produce un racionamiento de agua, la gente protesta y comenta que eso no debiera ocurrir, que los cortes o racionamientos deben ser comunicados, pero nadie se detiene a pensar en qué pasaría si el racionamiento tuviese que ser continuo y más prolongado, como ocurre en Cochabamba, o si fuese peor, pues podrían no existir fuentes de agua dulce.

El amable lector se preguntará ¿qué puedo hacer yo desde donde estoy, qué solución podría aportar?, y la respuesta es sencilla, puede consumir el líquido elemental con mesura, no desperdiciar sin motivo el agua, hacer un uso racional en especial cuando se trata de lavar trastos, pues en lugar de dejarla correr puede recibirla en recipientes, reutilizar el agua para limpiar el inodoro, lavar el auto con baldes de agua en lugar de usar manguera, regar el pasto en horas en que no se evaporará rápidamente.

De esa manera todos podemos contribuir a que no falte el agua, además pedir que no se afecte los acuíferos que abastecen a la ciudad, es responsabilidad de todos cuidarlos, en especial los que están en Cala Cala y Cala Caja.

Fuente: LA PATRIA