Viernes 28 de junio de 2013
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El Presidente del Estado Plurinacional se lamenta permanentemente que “algunos dirigentes de los movimientos sociales tengan ambiciones de orden personal y sólo piensen en las próximas elecciones, en busca de constituirse en candidatos a diputados, senadores, alcaldes, consejeros o concejales”. Es que, las actitudes equivocadas son contagiosas.
Qué se puede pensar de esos movimientos sociales, que de pronto se vieron gozando de las mieles del Poder, esas que terminan por emborrachar a las gentes, especialmente si nunca han tenido tales privilegios, no por la exclusión, sino, porque nunca se han preocupado de instruirse, de estudiar y así poder estar habilitados para el manejo de instituciones del Estado, así sea con mediano éxito. Y eso ha pasado, con la mayoría de los que ahora tienen la responsabilidad de manejar alcaldías, el Órgano Legislativo y hasta el Órgano Ejecutivo; casi todos, están más perdidos que collas en el “Tahuichi”.
Además de estar en el lugar que no les corresponde, no por el color de su piel, ni por su origen, sino por su falta de preparación para ejercer cargos de importancia. Estamos convencidos que todos los bolivianos, así como tienen obligaciones cívicas, también tienen derechos que son innegables; pero, como en cualquier parte del mundo, tienen que cumplir ciertos requisitos que son insoslayables: capacidad, formación, educación y honestidad. Se han escuchado voces desde el Ejecutivo que algunos alcaldes se han dedicado a “cobrar diezmos” (léase más bien sobornos) y eso es fruto de lo que decimos más arriba. A esto se suma la falta de un horizonte ideológico coherente y serio. Juntar movimientos sociales y crear bonos, entregar canchitas de césped sintético en todas partes, sin percatarse de las verdaderas necesidades de esas poblaciones es como decir si no hay pan, hay que darles circo, al estilo de los gobiernos llamados neoliberales. Las ideologías serias, forman a los ciudadanos y les permite diferenciar el bien del mal.