El delicado tema de la salud en nuestro país tiene aristas muy marcadas que no han podido ser limadas en muchos años, por lo menos en los siete que están transcurriendo de este gobierno, sin embargo hay que recordar el intento de aplicar el Decreto Supremo 1126 para generar cambios especiales en materia de salud, empezando por imponer las ocho horas de trabajo diario a los médicos, lo que no funcionó por falta de una adecuada coordinación y especialmente de una “compensación salarial” que exigieron los médicos y trabajadores en salud.
A raíz de ese fracaso en introducir nuevas regulaciones en el sistema de salud comenzó a manejarse un instrumento especial, como “la cumbre de la salud” una palestra en la que los profesionales del ramo y los paramédicos y otros funcionarios podrían exponer sus puntos de vista, sus limitaciones y al mismo tiempo exponer sus necesidades.
El Gobierno, por su parte, parecía entonces decidido a efectuar una revolución en materia de salud, tomando en cuenta las debilidades del sector cuya labor ha sido muy cuestionada especialmente en lo que atañe a la salud pública y la que se proporciona a través de los sistemas de la seguridad social.
Una prolongada resistencia de los médicos logró posponer la aplicación del D.S. que obligaba una carga horaria regular e igualitaria a otros sectores, pero que fue rechazada también con argumentos válidos por los galenos y personal de apoyo, mostrando características especiales del sistema de atención médica lo que no logró empero convencer a nadie sobre la opción de mejorar los servicios médicos a favor de la comunidad.
Lo cierto es que el sector salud no muestra mejorías contundentes en lo que corresponde a la atención que demanda la población y que no siempre tiene la satisfacción de una óptima, efectiva y cálida solución a los problemas de salud que merecen trato continuo en muchos casos, de emergencia en otros y de planificada prevención en la generalidad de las consultas.
Aunque se ha mejorado de algún modo la implementación de equipos y laboratorios modernos en algunos hospitales y los centros de la Caja de Salud, hay deficiencias organizativas en la atención a centenares de pacientes, una mayoría que debe hacer largas esperas en inapropiadas antesalas, carencia de medicamentos y lo que preocupa, la improvisación de personal, recurriendo a contingentes de médicos “nuevos” que no tienen la práctica necesaria para atender el delicado problema de la salud, en el que se juega el bienestar y la vida de las personas.
Lo cierto es que a un año de haberse dispuesto la realización de una cumbre nacional de la salud pública el asunto está siendo considerado en algunas instancias departamentales, con una serie de obstáculos y sin que todavía se vislumbre una verdadera propuesta para revolucionar el sistema de la salud pública y la que depende de la seguridad social.
En todo caso lo que importa es que por tratarse de un tema que involucra a toda la población las cumbres de salud se desarrollen responsablemente, con la participación de los profesionales y trabajadores del sector pero después en otra instancia más amplia con delegados de la representatividad colectiva, pues es importante que los protagonistas del servicio médico sepan claramente sus debilidades y cuáles son las sugerencias de quienes tienen derecho pleno a vivir en condiciones de seguridad plena, con un sistema de salud actualizado, humanizado y garantizado.
Fuente: LA PATRIA
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