La construcción del socialismo y las purgas de Stalin en la ex-URSS
25 jun 2013
Por: Adhemar Ávalos Ortiz
Después de la Guerra Civil, la Rusia Soviética, aún habiendo triunfado en el conflicto bélico, se encontraba en una situación de profunda bancarrota, a lo que se sumó una grave enfermedad de Vladimir Ilich Lenin, hecho que derivó en decisiones muy polémicas, muy penosas para el líder de la Revolución, como la “construcción del socialismo en un solo país” (que acabó con la idea de la Revolución Mundial) y la Nueva Política Económica (o sea la vigencia de formas de propiedad no socialistas, que permitieran revitalizar una economía en crisis). Una determinación dolorosa, pero necesaria en tiempos difíciles.
En tales condiciones, el socialismo empezó a prosperar económicamente en la ex-URSS, olvidando a países oprimidos por el fascismo naciente en Europa. La dotación de energía eléctrica a prácticamente toda la Unión Soviética se hizo realidad con la construcción de las mayores plantas de electricidad del mundo y sus medios de transporte y suministro. La industria se desarrolló a niveles insospechados. El socialismo crecía y se hacía una especie de religión en la población, antaño condenada a la peor de las pobrezas. No obstante, el problema es que Stalin, nuevo líder, después de la muerte de Lenin, quería acelerar todo, no por mala fe, sino por dogmatismo irracional. Para él no valían pretextos y había que ejecutar instructivas voluntariosas y burocráticas a la mala. Así, eliminó a una fuerza productiva fundamental en la coyuntura, los campesinos medios propietarios de tierras en Rusia, fundamentalmente en Ucrania, y creó enemigos por doquier. De esta manera, los grandes logros de millones de trabajadores soviéticos fueron mediatizados por la testarudez que derivó en la barbarie totalitarista.
Sus otros errores graves, los de Stalin, tuvieron que ver con los principios del socialismo y el comunismo, enunciados por Federico Éngels. El fundador de la teoría revolucionaria decía con claridad que en el socialismo “cada uno debía contribuir según su capacidad y recibir de acuerdo a su trabajo” y en el comunismo “contribuir de acuerdo a su capacidad y recibir de acuerdo a sus necesidades”. Una diferencia profunda que interpela al nivel de la conciencia. En el socialismo soviético se privilegió el trabajo manual, despreciando el trabajo intelectual. Los obreros, sin ser responsables superiores de la producción, recibían mejores emolumentos que los ingenieros y que todos los trabajadores intelectuales en su conjunto, a excepción de grandes investigadores y académicos que eran recompensados generosamente por sus aportes a la reproducción del sistema socialista.
En tal situación, en la desesperación voluntarista de Stalin, llegó la “Gran Purga”, el nombre dado a la serie de campañas de represión y persecución políticas llevadas a cabo en la Unión Soviética en el final de la década de 1930. Cientos de miles de miembros del Partido Comunista Soviético, socialistas, anarquistas y opositores, fueron perseguidos o vigilados por la policía, además se llevaron a cabo juicios públicos, se enviaron a cientos de miles a campos de concentración y otros cientos de miles fueron ejecutados. Entre 1936 y 1938 se llevaron a cabo tres juicios en Moscú donde fueron juzgados ex-miembros del Partido Comunista, que fueron acusados falsamente de conspirar con las naciones occidentales para asesinar a Stalin y a otros líderes soviéticos, así como para desintegrar a la Unión Soviética y restaurar el capitalismo en Rusia.
Fueron llevados a tribunales manipulados 54 dirigentes comunistas, que tenían ideas propias y principistas, los que fueron acusados de conspirar contra el poder soviético. Una gran mayoría fueron ejecutados y algunos enviados a campos de concentración bajo condiciones muy severas, en las que muchos acabaron muriendo. Los sentenciados fueron obligados a confesar hechos no cometidos, después de haber sido sometidos a torturas físicas y psicológicas, algo ajeno a los principios revolucionarios. También se desarrolló un juicio militar secreto en junio de 1937, donde muchos generales del Ejército Rojo fueron sentenciados y ejecutados. Durante esta orgía anticomunista, se ejecutó a casi todos los bolcheviques que habían tenido una función importante en la Revolución de Octubre o en el gobierno de Lenin. Otro grupo que fue objeto prioritario de la represión estalinista fue el constituido por los numerosos dirigentes y simples miembros de partidos comunistas extranjeros refugiados en la URSS, así como los cuadros del Komintern (la Internacional Comunista). ¿Dónde estuvo la protección solidaria a los comunistas fraternos de otros países? Fueron hechos sumamente graves.
(*) Politólogo
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