Los primeros pobladores del Altiplano boliviano como son los integrantes de la Nación Originaria Uru, única reconocida por el Estado, viven en el abandono y desesperanza por olvido de las autoridades de Gobierno que recién “conversarán” para buscar seguramente algún paliativo pretendiendo evitar la extinción de la etnia primigenia de nuestro continente de los Urus Chipayas, Muratos e Iruhitos con una antigüedad de 4.500 años.
Estos pobladores originarios que viven en la provincia Atahuallpa a 220 kilómetros al occidente de la ciudad de Oruro, en la región fronteriza con Chile, a orillas del salar de Coipasa en medio de los ríos Lauca y Unión Barras, soportan con estoicismo la marginalidad de las autoridades y buscan medios alternativos de subsistencia en la República de Chile, donde son expertos agricultores y se dedican a producir legumbres, hortalizas, frutas y hasta flores, estas últimas para la exportación, consiguiendo así algo de dinero para sobrevivir en Bolivia.
La reciente visita del ministro de Culturas y Turismo del Estado Plurinacional de Bolivia, Pablo Groux, a la comunidad de los Urus Chipayas permitió descubrir que la Nación de los Urus está amenazada por el peligro de extinción, lo cual ya no es ninguna novedad puesto que permanecen en los tres ayllus de Aranzaya, Manazaya y el cantón Ayparavi 1.417 pobladores, teniendo una población mayor en el Norte chileno donde trabajan para abastecer los mercados de la I y II Región de Chile, donde los chipayas se mimetizan como aymaras para evitar el control de las autoridades de migración de vecino país.
La larga lucha reivindicatoria de los Urus permitió a la etnia vencer al incario y la colonia, para preservar su raza, cultura, lengua originaria y hasta su vestimenta y forma circular de sus viviendas, sin recibir nada de los gobiernos de turno y más todavía del actual que dice tener su sustento y base social en la naciones originarias, que resulta ser un enunciado frente a la dramática situación de los Urus.
Lo cierto es que, una población que apenas alcanza a los 1.500 habitantes no resulta interesante para ningún político, ya que ese número de votos no define una elección y lo que es más no elige presidente, por lo que la buena intención del ministro de Culturas, podría quedar en eso, sólo una intención, ya que desde la primera administración del actual Presidente, los Urus que son raíz e identidad de los orureños, no recibieron ningún apoyo y al contrario son víctimas de la marginalidad y el olvido.
Sólo la fortaleza de los aguerridos Urus, permite mantener el territorio de los tres ayllus en Chipaya y las comunidades de Puñaca Tinta María, Llapallapani y Villañeque de los Urus Muratos en márgenes del lago Poopó y otra de los Urus Iruhitos que viven a las márgenes del rio Desaguadero en zona próxima al lago Titicaca, donde los Urus son expertos pescadores.
Si la actual Administración de Gobierno no otorga apoyo oportuno a los Urus, todos los bolivianos estamos en riesgo de perder nuestra identidad, puesto que los Urus son los primeros pobladores de nuestro continente y de nuestro país, según establecen importantes estudios e investigaciones realizadas por destacados antropólogos, sociólogos y geógrafos extranjeros que llegaron hasta las comunidades de los Urus para realizar estudios sobre la evolución de esa cultura, su raza, costumbres, tradiciones y hasta las formas de cómo logran preservar su lengua el Puquina o Uru Chipaya, que hace a los Urus únicos en el mundo que además leen y escriben su idioma que se suma al aymara y quechua que hablan para comunicarse con sus vecinos y el español para conversar con las autoridades departamentales y nacionales.
Como una ironía que viven los Urus Chipaya, se puede mencionar que siendo ellos expertos agricultores, en su comunidad no hay sistemas de riego para mejorar sus cultivos de subsistencia de quinua y cañahua, pese a vivir en medio de los ríos Lauca de curso internacional y Unión Barras, teniendo que construir tajamares (estructura de paja brava y barro) para desviar el curso de las aguas durante la época de lluvias, para lavar sus tierras y luego sembrar sus cereales que resultan cada vez más escasos por la falta de ayuda gubernamental.
Ojalá el ministro de Culturas pueda inspirarse en la Cultura de los Navajos, que tienen su propia Nación Originaria y viven su propia realidad de acuerdo a sus necesidades y sus propias leyes en Norteamérica, tienen su propio parlamento, presidente y vicepresidente, con medios de comunicación propios, siendo un Estado dentro de los Estados Unidos, donde su gobierno otorga la máxima prioridad por mantener viva la historia de sus originarios, asumiendo acciones concretas y no solamente como visita en una etapa preelectoral, para contar los votos que se pudieran obtener si se conquista a los integrantes de la etnia más antigua de nuestro país. Los Urus necesitan más territorio y apoyo efectivo para preservar su cultura, su lengua y su propia identidad, no simplemente discursos que se los lleva el viento.
(*) Periodista.
lapalabraencarnada@bolivia.com
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