La contaminación política no debería interferir renovación en comité cívico
23 jun 2013
Fuente: LA PATRIA
Lamentablemente y como ocurre en cada ocasión que se plantea la renovación del directorio del Comité Cívico afloran los intereses políticos que se patentizan en sucias campañas preelectorales, dañando la institucionalidad del organismo supracívico y de algunos de sus afiliados, especialmente los que están en ejercicio de un mandato o los que se postulan a los cargos electivos.
El tema se complica mucho más si se abren espacios para la instalación de comités paralelos alentados desde los organismos oficiales, desconociendo la normatividad vigente y aplicando el sistema de la presión partidista para crear miedo entre los candidatos a una renovación de la entidad que debe mantener latente la defensa de los intereses departamentales.
El problema es que ante la perspectiva de elecciones en la entidad cívica hay la opción de crear frentes homogéneos en los que participen ciudadanos de diversa representación institucional, más no política partidista, pues un requisito ineludible, por lo menos eso ocurría hasta la última elección, los candidatos se obligaban a presentar un certificado del ente electoral en el que se certifique su independencia partidaria, situación que debería mantenerse en el estatuto que está siendo actualizado y renovado.
Al existir esa regulación lapidaria para muchos candidatos políticos, la manera más sencilla de buscar un ascenso al nivel de representatividad cívica es alentando la creación de “comités paralelos”, en los que se incluyen justamente esos candidatos que no pueden participar abierta y democráticamente en una elección convocada para el efecto con una convocatoria responsable y cuyo cumplimiento significa garantizar la independencia institucional.
Muchos son los argumentos que se utilizan para dañar a los directivos en funciones y otros tantos que estarán guardados hasta que se apruebe y se lance la convocatoria de rigor que permita conocer a los postulantes, en tanto la guerra sucia intimida a todos, pues la vigencia irregular de un comité paralelo es una prueba de la pulseta que pretende medir fuerza el oficialismo y la institucionalidad civil del distrito.
El actual Comité Cívico está en pleno ejercicio de una prerrogativa aprobada institucionalmente para que sean renovados los estatutos, se los socialice, sean aprobados y determinen la convocatoria a elecciones, ese proceso se cumple actualmente y no debería ser alterado por una supuesta existencia de otro organismo paralelo con representatividad estrictamente oficial y por tanto no responde a las instancias de legalidad que sólo puede darse en un Comité Cívico de amplia representatividad institucional.
Algo importante y que con seguridad fortificará la unidad del ente cívico es realizar un proceso de reinscripción de instituciones y reconocimiento de sus delegados como una forma de legalizar la representatividad de todas las instituciones del departamento, evitando precisamente una contaminación política que dañaría la integridad de la principal organización supra institucional que tiene fines específicos que cumplir para alentar el desarrollo sostenible del departamento, denunciando abiertamente y con autoridad cualquier interferencia que altere en adelante los derechos cívicos de los ciudadanos y sus objetivos de alcanzar mejores condiciones de vida.
Las instituciones orureñistas no deben permitir que se interrumpa el proceso de renovación democrática del ente cívico denunciando a los impostores y sus imposturas.
Fuente: LA PATRIA
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