Un proletariado que acepte la violencia de su nación sobre otras no puede ser socialista
15 ene 2010
Por: Walter MiIton Rojas Ledezma
La lucha por el socialismo y la democracia en Chile no puede estar desligada de la cuestión de la opresión nacional de Bolivia, de la solución del problema de la mediterraneidad que le da origen, la experiencia en los últimos años indica que sin esta solución es imposible. La democracia en Bolivia y menos aún la construcción de una sociedad socialista, pues por principio es imposible concebir el socialismo con opresión nacional, dependencia de otros pueblos, chovinismo y racismo.
No se trata naturalmente de relaciones entre dos naciones dentro de un Estado, sino de las relaciones de dos naciones y dos estados, uno de los cuales se halla supeditado al otro. Y en esta situación adquiere validez también el derecho a la autodeterminación política, con tanta o mayor razón que en el primer caso. De aquí que sea sumamente importante tomar en consideración los siguientes principios:
El derecho a la autodeterminación política bajo el capitalismo es importante para elevar la conciencia de todos los bolivianos, y como condición democrática para impulsar desde ese punto la lucha de reivindicación. Lenin decía que cuanto más amplia sea la igualdad nacional, tanto más claro será para los trabajadores de la nación oprimida que el quid de la cuestión esta en el capitalismo y no en la falta de derechos.
Así pues, las relaciones chileno bolivianas actuales no basta que el problema de la mediterraneidad como una forma especifica de opresión nacional, sea planteado solamente por el pueblo de Bolivia, sino que es necesario también el planteamiento del pueblo chileno y peruano y que los tres planteamientos coincidan en la línea general del internacionalismo social.
Dejar que este problema corra por cuenta de las cancillerías y sea manejado por Morales y su entorno como si fuese una cuestión ajena al conglomerado del pueblo boliviano, es un grave error que está conduciendo a serias complicaciones y a una agudización extrema del chovinismo en Chile, Perú y Bolivia en comparación de la lucha actual que venimos sopesando por el unilateralismo y centralismo, la cuestión nacional de Bolivia tiene sin duda alguna un carácter subordinado, pero es indudable que la lucha por la democracia y por el socialismo no puede tener éxito sin la solución del problema nacional de la mediterraneidad boliviana.
En un juicio anterior cabría precisar que el espíritu de claudicación de las clases dominantes no ha desaparecido, sino por el contrario se ha agudizado, los sectores más reaccionarios de la política boliviana estén enfermos de servilismo, viven parasitariamente de las migas que les otorga el Gobierno y estén dispuestos sacrificar la nación para salvar este gobierno.
El espíritu de claudicación tiene su origen en el miedo al progreso social, en 1879 las clases dominantes de Bolivia sacrificaron los intereses de la nación reprimiendo a los campesinos comunarios que se oponían a la usurpación de sus tierras y con la más descarada fe, los calificaron de comunistas. Este factor de la política boliviana como lo hicieron sus antepasados en la Guerra del Pacífico, guerra de mercaderes y banqueros, chilenos que aprovecharon el espíritu de claudicación de los mercaderes y banqueros bolivianos. Analizando históricamente el problema de la mediterraneidad, su solución no significa solamente la devolución de territorios anexados u otra forma justa de compensación territorial, sino también poner término a la situación de dependencia. La dependencia es posible en el capitalismo, pero su solución es prácticamente imposible. La dependencia es imposible en el socialismo y por eso su solución es imprescindible por más dificultades que presente.
En la demanda por las soluciones del problema de la mediterraneidad, el pueblo no lucha solamente por una solución democrática y pacífica en los marcos del régimen capitalista, en los que las posibilidades de su realización son mínimas, sino por una solución en el marco de las transformaciones revolucionarias socialistas, no lucha para que la burguesía se beneficie con la solución portuaria sino por la completa liberación nacional y social del país, lucha por una solución en beneficio del pueblo integro sin distinción de razas. No lucha por una patria burguesa sino por una patria socialista.
A tiempo de considerar que la solución al problema de mediterraneidad no es un problema de pretensiones territoriales sino de recuperación de territorios cuya ocupación mediante la guerra de agresión determinó la mediterraneidad, la limitación de la independencia.
Abogado
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