El crecimiento urbano de la ciudad como efecto del crecimiento de la población, especialmente por una migración de gente del campo hacia el centro urbano, ha generado un verdadero caos en las zonas periurbanas donde los asentamientos de ciudadanos se presentan con una espontaneidad propia del desconocimiento de normas en vigencia sobre ordenamiento territorial.
No hay respeto a la propiedad privada ni pública, pues la falta de una oportuna demarcación de las zonas destinadas al crecimiento urbano, hace que mucha gente desesperada, en unos casos, por tener posibilidades de vivienda propia cometa el delito de avasallar terrenos allí donde en otros casos, personas inescrupulosas hacen un negocio en la ocupación de lotes y en “transferencia” a título inclusive de propiedad de espacios que no les pertenece.
Se trata del movimiento de ciertas personas que además lideran movimientos de vecinos que se suman a los “sin tierra” y están a la pesca de la primera oportunidad que se les presente para invadir propiedad privada o pública y asentar nuevas urbanizaciones de modo irregular, fuera de toda proyección técnica que se enmarque a los límites de un planificado plan territorial.
Se ha denunciado que el “catastro municipal” es obsoleto y naturalmente tal apreciación está en lo justo, pues no se trata de un descubrimiento reciente, al contrario el problema del catastro es una tarea que comienza entusiastamente un alcalde y no la termina, por tanto no hay manera de establecer claramente el estado de situación del uso correcto de tierra, el correcto crecimiento urbano con un asentamiento ordenado de viviendas y la complementación de servicios básicos, como agua, alcantarillado, luz, vías de circulación, espacios verdes y otros detalles que sólo puede permitir un proceso de catastro cuyos resultados determinen cantidad de espacios libres, urbanizaciones y viviendas, servicios existentes y de los que carece la población, de modo que con actualización de datos se haga posible delinear un verdadero plan de ordenamiento urbano.
Por enésima vez planteamos la necesidad de crear en la dependencia municipal correspondiente una división especializada en el diseño urbanístico, en el asentamiento poblacional, en el equipamiento de servicios básicos y en el crecimiento armónico de la denominada “mancha urbana”, de manera que la misma no sea un “borrón” sino la expresión de crecimiento de una ciudad que cuente con una mínima oferta de tierra para asentamiento vecinal, de modo que se eviten los avasallamientos y los enfrentamientos, que finalmente por las pugnas existentes crecen desordenadamente, rompiendo los criterios técnicos que aprobados anteladamente permitirían el crecimiento armónico del plan urbano de la ciudad.
Se trata en todo caso de evitar el caos reinante en la actualidad que es muy bien aprovechado por seudo dirigentes vecinales que alientan movimientos sociales para apropiarse de terrenos generando convulsión y enfrentamiento entre ciudadanos que buscan ubicación para establecer la vivienda propia, en franco desacato a las disposiciones legales y el respeto a la propiedad.
Las limitaciones actuales en materia de ordenamiento actualización del catastro y planificación territorial deben superarse en la instancia más práctica, es decir disponiendo el trabajo de un equipo profesional que en breve tiempo tenga a mano un verdadero plan de ordenamiento territorial, que con apoyo de disposiciones emanadas del Gobierno Municipal sean de estricto cumplimiento y cuyo desacato obligue a la aplicación de severas sanciones pecuniarias y hasta con privación de libertad.
Fuente: LA PATRIA
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