El manifiesto atraso en los planes del desarrollo departamental se atribuye a las condiciones que prevalecen por la fuerte injerencia del poder central que mantiene una fuerte presión política partidaria sobre ciertas autoridades imponiendo condiciones para el cumplimiento de algunos emprendimientos, generalmente elegidos desde algún ministerio y direccionando su funcionalidad a las instructivas superiores.
Esa situación que ha sido observada en muchas ocasiones como una prueba del poder centralista vigente obliga a tomar decisiones directas por parte de la colectividad a través de sus organizaciones representativas para encaminar de manera práctica y objetiva la vigencia de un Estatuto Autonómico que nos permita descentralizarnos y actuar en consecuencia, definiendo el destino del departamento, dando adecuado uso a nuestros recursos naturales y definiendo las políticas más adecuadas para impulsar nuestro sistema productivo.
Están transcurriendo tres años que funcionan las Asambleas Legislativas y sólo en contados casos se han aprobado los Estatutos Autonómicos, aunque por una serie de factores no están en vigencia. En el caso de Oruro, se informó que se han hecho algunos avances importantes en la preparación de ese documento estatutario y que actualmente es “socializado” en todos los municipios locales, tarea que podría culminar la siguiente semana.
El paso siguiente será debatir ese documento enriquecido en las comunidades provinciales entre los asambleístas, más los delegados institucionales de todas las “fuerzas vivas” del distrito para coordinar, apropiar, incluir y enmendar los conceptos o detalles que no estén de acuerdo con los intereses comunes de la orureñidad. Esta fase puede ser la más complicada y delicada pues tiene que lograrse pleno consenso en el contexto del documento para su aprobación.
Ha corrido un tiempo suficiente y en la mecánica administrativa de la Asamblea se reconoce que no hay un conjunto de normas aprobadas legalmente para el manejo apropiado de circunstanciales problemas o para el diseño renovado de una estrategia del desarrollo departamental en el que no habrá influencia política del poder central, salvando por supuesto la necesidad de coordinar apropiadamente aquellos factores que significan “empujar el carro en una sola dirección”, asegurando el bienestar de la colectividad.
El Estatuto Autonómico se convertirá, como en todos los departamentos, en una Carta Magna cuya aplicación deberá estar también en concordancia con la Constitución vigente, de manera que no existan contradicciones que interfieran las buenas intenciones de encarar proyectos en todo nuestro territorio que solucionen con equidad y en un marco de realidad objetiva cada uno de los problemas que molestan y preocupan a ciudadanos del campo y la ciudad.
Algo importante es que el documento cuyo texto se socializa en las provincias, sea conocido ampliamente entre los delegados del departamento, eso quiere decir en un conjunto de representaciones del distrito para asegurar que las condiciones legales del estatuto orgánico sean parte de un armonioso acuerdo de orureños en pos del progreso de la región.
Hay necesidad de exhortar a los 33 asambleístas a asumir responsablemente su deber de legislar a favor del pueblo, considerando el conjunto de ciudadanos que allí donde están establecidos, el campo o la ciudad, tienen iguales derechos para mejorar sus condiciones de vida, de ahí que el estatuto orgánico deberá responder a esa visión de unidad departamental para anular el perjudicial centralismo de Estado que viene frenando la cristalización de objetivos muy concretos para que comience a funcionar la verdadera cadena productiva de Oruro.
Fuente: LA PATRIA
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