Loading...
Invitado


Domingo 09 de junio de 2013

Portada Principal
Cultural El Duende

Anales de Puno

09 jun 2013

Fuente: LA PATRIA

¿Fotos en alta resolución?, cámbiate a Premium...

Llegada de un representante papal

El 10 de este mes llegó a Puno Monseñor José Petrelli, Arzobispo de Níside y representante del Papa ante el gobierno nacional. Fue recibido en la estación del ferrocarril por numeroso gentío ávido de novedad; el Concejo le ofreció en su salón de recepciones. El Dr. Málaga, leyó un discurso erudito sobre el poder temporal de los Papas, que elogió Petrelli.

Hoy 26 de abril, aparece en “El Eco” de Puno, un suelto cuya lectura en sustancia dice que la misión franciscana de San Carlos obliga a niños menores a confesarse, contrariando la voluntad de sus padres y la suya propia. Historiemos un poco para comprender estos raros acontecimientos.

Puno es radical en materia de religión y parece no muy afecto a que se le tome como a pueblo piadoso. Al menos eso se advierte, en muchas manifestaciones características, sobre todo en su prestigio interdepartamental, deducido de versiones de las que todos oímos con frecuencia. De suerte que monseñor Petrelli, que no sólo venía como pastor de rebaños, sino también investido de su representación diplomática, estaba preparado a envestir esa escuela de prejuicios (son sus palabras textuales) y se encontró que Puno, el Radical, era un manso pueblo católico que lo recibió amorosamente en su comuna, y con un gentío nunca visto, o sólo visto cuando recibía a Encinas, apóstol radical en el Perú y su diputado en el Congreso. Todo milagro de la investidura diplomática, lo que no fue óbice para que se lanzaran volantes, denostando la confesión y haciendo trizas de los misterios religiosos.

En estos días, cuando Petrelli se encontraba en visita a la provincia de Chucuito, se iniciaron por primera vez misiones franciscanas en San Carlos. Esto era poner el dedo en la candela, porque este colegio goza prestigio de radical, por los numerosos radicales que han salido de sus aulas: Cornejo, Giraldo, Encinas, More y toda una generación y varias más propiamente dicho.

Atribuyose a los muchachos el haber publicado los volantes aludidos y así lo manifestó el jefe de esas misiones, Padre Arámburu, famoso orador español radicado en Lima, cuyos sermones eran altamente sugestivos, por la unción tanto como la naturaleza del estilo.

Arámburu, después de una larga plática, hábilmente encaminada a hacer que los muchachos repudiaran de la publicación, pues les estaba dedicada, tuvo que declararse vencido, suplicando por último que, ya que los mayores no querían a Cristo, (esta plática se realizaba con los alumnos de 5º, 4º y 3º años), le dejasen a los pequeños; cosa a que accedieron con facilidad los jóvenes.

En el curso de esta disensión, hubo varios pintorescos incidentes. Relataremos éste. El padre platicaba haciéndoles ver cómo el hombre debía estar sujeto mientras obedeciera a las leyes naturales, a una religión, desde luego a la religión católica, por ser la única pura, verdadera y santa; pero que si tal argumento no valía nada con ellos, aceptasen la política nacional y que siendo ellos peruanos y el Perú nación católica, de blasones, por cuanto la Constitución del Estado lo establecía así, lo acataran por no romper esa armonía que se proponía el gobierno.

A lo que respondió uno de los chicos: Cierto, padre; la Constitución dice “el Perú profesa y ampara la religión católica; mas advierta Ud. que no dice: el Perú profesa e impone la religión católica, lo que es muy diverso”.

Así se produjeron los acontecimientos, que conocerá el erudito al revisar los periódicos del mes y encontrarse con el suelto a que aludimos; además, estando en la iglesia de San Juan, los muchachos de este colegio, todos formados en fila, se les ordenó dar un paso al frente a todos los que no quisieron confesarse y que lo dieron todos con pocas excepciones.

¿Qué sentimientos revela esta actitud? No nos detengamos a analizarlo; suficiente lo está con lo que llevamos dicho del carácter de este pueblo en tan delicada materia.

Muerte de un arqueólogo

6 de septiembre: Han publicado los periódicos, la noticia de la muerte del profesor alemán José Kimmich, acaecida en Bolivia cuando descendía de la cumbre del Illampu después de una peligrosa ascensión. Kimmich era bávaro, fue profesor de historia en el colegio San Carlos, ocupó la dirección de Guadalupe, Cusco y Pirua. Últimamente estaba dedicado, en lo absoluto, al estudio de la historia peruana, y recorría el territorio nacional recogiendo datos para comprobar sus puntos de vista.

Seriamente hablando, las opiniones de Kimmich eran recibidas con más placer que seriedad por los historiadores y críticos criollos, pues Kimmich, que había estudiado filología y se había especializado en esto, siempre, siempre, que trataba algún punto histórico en debate, recurría a la comprobación filológica, trayendo a colación comprobaciones en muchos dialectos que nuestros críticos ignoran aún de oídas, cerrando su juicio con que Kimmich era loco, o cuando su fuerza de lógica los abrumaba, que el elemento filológico estaba agotado.

Kimmich conocía de uno a otro extremo el Perú arqueológico, y se preciaba de haber recogido sus pruebas personalmente y en las fuentes. Su erudición en crónicas y relaciones era verdaderamente pasmosa. Conocía gran número de dialectos americanos, y el quechua y el aimara en profundidad.

Fue a Bolivia, de Puno, con el fin de publicar su primera obra: Tiahuanacu. Murió a los 60 años y cuando su pasmosa actividad prometía aclarar muchos puntos oscuros de la prehistoria de Puno. Nosotros conocimos su libro de apuntes, y podemos asegurar que allí había mucha riqueza de materiales metódicamente ordenados y listos para redactarse. Dominaba el castellano probablemente más que todos los americanos, medianamente cultos; el latín y el griego eran en él un complemento de su espíritu.

11 de septiembre: El Colegio de San Carlos ha izado su bandera en memoria del Dr. José Kimmich, profesor que fue en la asignatura de historia.

Fuente: LA PATRIA
Para tus amigos: