Viernes 07 de junio de 2013
ver hoy
Editorial y opiniones
Nostridad como fundamento de la bioética
07 jun 2013
Por: Miguel Manzanera, SJ
Del 16 al 18 de mayo de 2013 tuve ocasión de participar junto con prestigiosos profesionales de la medicina, del derecho, de la antropología, de la filosofía y de la teología, en el IX Congreso Internacional de la Fibip (Federación de Institutos de Bioética de Inspiración Personalista), organizado por el Centro de Bioética “Juan Pablo II” en La Habana, Cuba. Unas 380 personas provenientes de varios países de América y Europa, se congregaron para escuchar y comentar las diversas ponencias en relación con el tema central “Bioética, Ciencia y Sociedad en defensa de la persona humana”. Como invitado, representando al Instituto de Bioética de la Universidad Católica Boliviana, presenté el tema filosófico “Nostridad como fundamento de la bioética”, del cual presento aquí un resumen.
En EE.UU. en 1971 el oncólogo Van Resslaer Potter planteó la bioética como una nueva ciencia interdisciplinar para la supervivencia de la humanidad. Esta iniciativa concitó un gran interés a nivel mundial. Desde entonces ha habido un boom sobre la bioética en congresos, cursos académicos y publicaciones. Al principio la bioética se centró más en el ámbito de la investigación médica y de la atención clínica. Dada la premura con la que se desarrolló esa nueva ciencia en EE.UU. se conformó una comisión federal que la fundamentó en tres principios básicos: 1. Autonomía o respeto a la libertad de los sujetos que se ofrecen a colaborar en la investigación, 2. Justicia en la selección equitativa de los participantes en la investigación, evitando discriminaciones, y 3. Beneficencia en el sentido de que en la experimentación los previsibles resultados positivos deben superar a los negativos. Poco después este último principio se desglosó en el 4. principio de No maleficencia que descarta las investigaciones previsiblemente peligrosas con daños irreversibles para los sujetos de la investigación.