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Domingo 02 de junio de 2013

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Revista Dominical

La Saga de los Moya - Saldías: Matices históricos con tinte familiar

02 jun 2013

Fuente: LA PATRIA

Por: Mónica Aramayo Quinteros - Periodista

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Tener entre las manos la obra “La Saga de los Moya – Saldías”, en primera instancia, sólo al ver la tapa da la sensación de que en el transcurso de la lectura uno irá conociendo biografías y más biografías de una infinidad de personajes que adornan la invitación. Sin embargo, ya desde las primeras páginas el deleite de la lectura se hace irrenunciable, pues la descripción genealógica está acompañada de atractivas descripciones de la geografía boliviana, única y bendita por la naturaleza.

“A la tierra que me vio nacer, Vallegrande. A la tierra que cobijó mis sueños, Uncía. A Pocoata, tierra de mi querencia. A Colquechaca, mi ensueño plateado. A Oruro, mi tierra de amor y Carnaval. A la ciudad de La Paz, donde me hice hombre de bien”, es así que el autor de la obra, Joel Moya Saldías, culmina la dedicatoria de su obra, que de inmediato despierta el apetito para devorar con la lectura este banquete, que permite recrear en la mente los cientos de paisajes y pasajes de historia de Bolivia. Por lo menos de los 63 años recientes narrados desde la visión del vallegrandino que hoy desde la intimidad de una vida familiar, narra la bolivianidad.

El autor es de profesión médico, su solvencia profesional está respaldada por un doctorado en oftalmología y medicina aeronáutica otorgado por la Universidad Federal de Minas Gerais en Brasil, desempeño profesional adecuadamente combinado con su amor por las letras pues entre sus obras se cuentan otros títulos como “Enfoque Evolutivo de la Oftalmología en Bolivia”, “El Ciego y la Ceguera en Bolivia”, “Patología de la Catarata” y “Luz y Ceguera”.

La hábil pluma de Joel Moya Saldías, nos remonta a pasajes de la historia de Bolivia, el paso de generación en generación, cada una con sus propias características, más aún de la vida en diferentes regiones del país, donde el clima incluso ayuda a pintar el paisaje. Siempre cada uno con sus características peculiares.

Es a partir de la revisión de su árbol genealógico que narra situaciones como la vida en Uncía durante los años 60, con pocos profesionales, la mayor parte técnicos empíricos, obreros de las minas y desocupados, pero casi todos con ansias de superación y trabajo.

Hijo de Sabina Saldías Becerra y Víctor Modesto Moya Medina, abogado de profesión, que como todo profesional preciado de la época era fuente de consulta de muchas personas y amigo de muchos otros. Para orgullo de Joel Moya, entre las valiosas amistades de su familia están Juan Lechín Oquendo, Víctor Paz Estenssoro, Guillermo Lora y Miguel Alandia Pantoja, con quienes su progenitor compartía los postulados de cambio a las visiones políticas que dominaban la Bolivia del siglo XX.

Como anécdota, cuenta Joel Moya, que a fines del siglo XX tuvo la oportunidad de estrechar la mano del líder trotskista Guillermo Lora, cuando el político, líder del Partido Obrero Revolucionario (POR), enfundado en su overol de obrero, ingresó a su consultorio oftalmológico dispuesto a someterse a una cirugía de cataratas. El hombre, luego de recuperar la vista en el ojo izquierdo, dejó escapar una lágrima agradecida y preguntó el precio que debía pagar por la atención médica. “Imagínese el lector la cara que puso el autor de la Tesis de Pulacayo y de todas las tesis del movimiento obrero boliviano, cuando le dije que sólo con conocer personalmente a un viejo amigo de mi padre, me daba por bien pagado”, revela Moya.

SU PASO POR EL COLEGIO

NACIONAL “SIMÓN

BOLÍVAR”

Con el estilo propio que plasma en su obra, Joel Moya, narra que entre los años 1965 y 1967, llegó a Oruro y como “un amor a primera vista” quedó impresionado con la fachada del Colegio Nacional “Simón Bolívar”.

“Del edificio resaltaban las construcciones laterales y en particular, su ancha entrada con una gradería sólida Puesto ahí, como un mensaje sonó una voz interior que me decía: -Anímate, entra y sube por el camino del valor-. Al principio sentí un sordo deseo y después la ansiedad irreductible de ser aceptado en este colegio. –Éste es mi lugar-, me dije”, describe.

Como todo joven, orgulloso de su centro educativo, ahí vivió pasajes inolvidables, sin ser excepción de la rivalidad con los alumnos del colegio “Juan Misael Saracho”, más aún en las disputas deportivas, como eran los partidos de básquetbol. Cumplió su servicio premilitar siendo parte de la Segunda División de Ejército, donde a ocurrencia de los oficiales encargados “– a cual más crueles y malintencionados- como la de sacar guantes de boxeo, hacer una rueda y seleccionar al azar dos contrincantes para pelear hasta verse empapados de sangre, por supuesto, siempre era uno del Bolívar y otro del Saracho”.

COMENTARIOS

“… La Saga de los Moya-Saldías muestra en sus relatos no sólo una sensibilidad conmovedora y un amor supremo hacia quienes le dieron la vida, sino el haber vivido intensamente la década de los irrepetibles benditos/malditos años 60, asumiéndose fruto y consecuencia de ellos, amén de referir unos pasajes nada comunes en su natal Vallegrande y en su germinal Uncía”, refiere Eduardo Pachi Ascarrunz en el prólogo de “La Saga de los Moya-Saldías”.

Sandra Urquidi Collins, en su comentario sobre el aporte bibliográfico de Joel Saldías, indica que no es frecuente que un texto de tinte genealógico, que no una genealogía pensando en la parentela, trascienda en el ámbito del interés familiar e irradie hacia ese grande espacio transitado por el ciudadano de a pie, el público en general, que es el común de los lectores.

SU TRAYECTORIA

Joel Moya Saldías, una vez especializado en oftalmología, realizó sus estudios de médico rehabilitador en ceguera, Clínica de Baja Visión, en el Centro Nacional de Rehabilitación del Ciego, Children Hospital Salt Lake City-Utah USA.

En la Universidad del Pacífico de Asunción Paraguay el 2007, completó el curso de Gerenciamiento en Salud Ocular Comunitaria y la Sociedad Boliviana de Oftalmología. Su trayectoria se completa como director del Instituto Nacional de Oftalmología “Dr. Javier Pescador Sarget” con sede en La Paz.

Fuente: LA PATRIA
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