Campesinos que viven en las faldas del volcán Copahue se resisten a evacuar
30 may 2013
Fuente: Alto Biobío (Chile), 29 (EFE).-
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Los campesinos pehuenches que pueblan las faldas del Copahue, acostumbrados a una vida dura y llena de riesgos, se resisten a abandonar sus tierras y animales, pese a que este volcán chileno está en riesgo de erupción inminente.
En Chile hay 2.085 volcanes, que forman parte del llamado “cinturón de fuego del Pacífico”, y de ellos, 125 en actividad, que representan el 15% de los volcanes activos del mundo.
El Copahue, de 2.997 metros de altitud y situado a 570 kilómetros al Sur de Santiago, es uno de ellos.
A las cinco de la madrugada, Pedro Paine, uno de los 2.500 lugareños despierta en su hogar, una rústica cabaña de tablas. Afuera zumba el viento y el hombre descansa tranquilo, pensando que sus animales hacen lo mismo unos kilómetros cordillera arriba.
De pronto, un ruido bronco hace temblar el suelo y Paine echa una ojeada afuera. Un resplandor rojo que empaña la oscuridad confirma su temor: el Copahue ha despertado.
Pedro tiene 35 años, un poncho de lana y un puñado de animales que vagan por las faldas del volcán.
En la estatal Oficina Nacional de Emergencia (Onemi), en Santiago, han saltado también las alarmas.
Hace tiempo que la zona estaba en alerta amarilla. Ahora, las autoridades envían un helicóptero a sobrevolar el cráter para que los expertos se hagan una idea exacta de lo que pasa.
Pedro pertenece a una de las familias pehuenches que habitan la zona. Sus antepasados llegaron hace más de doscientos años y nadie como él y su hermano Marcelo conocen mejor los desfiladeros por donde conducen el ganado para evitar que las cenizas, la lava o el miedo lo mate.
“Parece que ahora sí viene fuerte”, comenta el mayor de los hermanos. Pedro ha visto ya otras erupciones y presiente que ésta les dará problemas.
Si no es la lava o el humo, son las autoridades las que insisten en que abandonen la zona, por seguridad.
Para un arriero no hay nada peor que dejar sus animales solos. El riesgo de que se pierdan, los roben o sean devorados por pumas hambrientos es un daño enorme para quien depende de la leche, la carne y el cuero de su ganado.
Ajenos a la preocupación de los arrieros, en el helicóptero, los técnicos e ingenieros toman nota y graban el cráter y sus alrededores. Las emanaciones surgen de tres columnas; dos arrojan vapor y la otra ceniza y material particulado.
La columna vuela hacia Argentina, donde han decretado alerta amarilla. La inspección y la lectura de los instrumentos corroboran la alerta roja en la parte chilena.
Es preciso evacuar. Alrededor de 450 familias, unas 2.440 personas y 21.000 cabezas de ganado deberán abandonar el área. En la ciudad de Los Ángeles, un convoy de camiones militares espera la orden para subir.
Fuente: Alto Biobío (Chile), 29 (EFE).-
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