Son varios los eventos en que se reúnen sectores de la colectividad para tratar el importante tema del desarrollo departamental y analizar las alternativas de la productividad tomando en cuenta de manera fundamental el uso de nuestros recursos naturales, como los de la minería, la agricultura, la ganadería y el turismo que están conceptuados como la base de una adecuada política de desarrollo que debe estar descrita e inserta claramente en nuestra carta autonómica.
Mencionamos el tratamiento del asunto en diversos escenarios y circunstancias por el riesgo que existe de mezclar conceptos, minimizar algunos proyectos y pretendidamente buscar que otros puedan alcanzar niveles de mayor expectativa sin ser necesariamente los prioritarios o por lo menos los que realmente deben ser impulsados para crear la base sólida del proceso productivo regional.
Satisface saber las inquietudes de sectores de nuestra comunidad empeñados en el desarrollo de nuestro distrito, pero al mismo tiempo preocupa que los orureños no podamos coincidir de una buena vez en un solo Plan de Desarrollo Departamental (PDD), que contenga todas las alternativas posibles para trabajar en la tan anhelada diversificación de nuestra economía.
Es mucho tiempo que damos vueltas y revueltas en torno a PDDs que se originan en el entusiasmo de las autoridades de turno para ponerle su sello supuestamente a una nueva política departamental de desarrollo, cuando en realidad lo único que se hace es renovar con menudos argumentos, más de forma que de fondo, los planes elaborados, reactualizados y replanteados de todos los años sobre los aspectos fundamentales que son invariables a la hora de crear una verdadera política para el desarrollo de Oruro tomando en cuenta esos elementos indiscutibles que son parte de nuestros recursos naturales y no de otros.
Son tiempos especiales en que se mueven esos “elementos” como sucede actualmente con el Año Internacional de la Quinua (AIQ), que está recibiendo atención especial y extraordinaria por parte del Gobierno, como acontece también en la promoción local del ganado camélido cuya calidad avanza en el contexto internacional, como pasó tiempo atrás con la quinua, que puede alcanzar niveles de extraordinaria importancia en el rubro de exportaciones, lo que completaría una triple oferta de recursos al mercado externo; minerales, quinua y camélidos.
Pero la pródiga naturaleza de nuestro altiplano es también factor de atención especial si se toma en cuenta que a los elementos anteriores hay que sumar el rubro del turismo que se amplía fuera de las bellezas departamentales, como parte de la ruta intersalar, tomando en cuenta el Salar de Coipasa y nuestra proximidad y ruta de conexión con el Salar de Uyuni, lo que se ampliaría de manera natural con los grandes atributos de folklore y devoción que tiene nuestro Carnaval en el ámbito internacional. La artesanía en todos los casos se complementa como otra alternativa productiva de vasto alcance en el sector de la micro y mediana empresa.
Las alternativas están dadas, las condiciones son favorables para encarar un plan productivo de largo alcance, pero es necesario que el desarrollo departamental sea una responsabilidad compartida, definida y establecida por consenso bajo una representatividad de todas las instituciones locales, cívicas, laborales, empresariales, profesionales y las que están inmersas en los sub sectores productivos del departamento, que coincidan de una buena vez en el despegue armónico y concertado del progreso orureño.
Fuente: LA PATRIA
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