Lunes 27 de mayo de 2013
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Estamos en la recordación y homenaje al Día de la Madre, a la que calificamos como la más sensitiva, espiritual, también suspicaz, pero firme como un roble, flexible como una hoja de palmera y siempre apasionada por el cuidado de su hogar con sublime sabiduría para conducirse, porque es el calor de la familia en las noches frías y momentos aciagos.
La madre es la viga que soporta el techo de su morada, la tabla de la mesa donde se asientan el esposo e hijos, recibiéndolos con afecto y cariño para compartir el pan de cada día que proporciona nuestro Creador, aunque en muchos hogares no existen condiciones para vivir con dignidad.
La madre es bondad y, si alguna vez sufre golpes de los incomprendidos e insensatos, sabe salir del atolladero con valentía y coraje, porque está pendiente de la alimentación y educación de sus hijos, entendiendo que ningún político, ningún hombre, simple ciudadano o lo que pueda ser peligro para su integridad humana, lucha con fiereza porque esta es la forma de la condición fundamental de su existencia, de su sabiduría, del amor a la familia y la sociedad donde se desenvuelve.