La auténtica vocación de servicio del Purpurado de Bolivia

El trabajo cumplido durante 35 años de obispo, los últimos 22 como Arzobispo de Santa Cruz, cargo al que renunció hace dos años y recién aceptado por la Curia Romana, deja una huella imborrable de la autentica vocación de servicio del prelado de la Iglesia Boliviana, el Cardenal Julio Terrazas Sandoval, único purpurado de Bolivia y nativo de nuestro país, por su infatigable labor a favor de los derechos humanos y los derechos y libertades ciudadanas.

El trabajo tesonero del Cardenal arrancó en nuestra Diócesis en la década de los años ochenta cuando impulsó su misión pastoral -muchas veces incomprendida- al señalar que Oruro era un pueblo que camina con firmeza y avanza hacia la construcción de una nueva sociedad basada en la justicia, la fraternidad y en la búsqueda de la verdad. Dijo que el pueblo está siempre buscando su liberación integral que sólo Cristo nos puede dar. Jamás se apartó de ese postulado y fue fiel al Evangelio, preclaro intérprete de las enseñanzas cristológicas que le hicieron acreedor al mayor reconocimiento episcopal, llegando a ser el único purpurado boliviano.

El obispo Julio Terrazas al renunciar a su cargo de Arzobispo de Santa Cruz, a la edad de 77 años y luego de dos años de espera en estricto cumplimiento de lo establecido en el Código Canónico, que limita que los obispos cuando cumplen 75 años deben renunciar a su cargo, ahora seguirá ejerciendo como cardenal y arzobispo emérito, dejando el gobierno pastoral de la Arquidiócesis de Santa Cruz de la Sierra a monseñor Sergio Gualberti, digno sucesor del prelado boliviano.

Su más de media centuria de ejercicio sacerdotal avalan su solvencia moral y ética a toda prueba, puesto que Terrazas al renunciar al Arzobispado de Santa Cruz deja una profunda huella en la Iglesia Católica por su compromiso, entrega y decisión para la defensa de los derechos y libertades de todos los bolivianos, haciendo de ese ejercicio un apostolado de su vida consagrada a la causa del Señor. Fue también el único purpurado boliviano que representó a nuestro país en dos cónclaves para elegir al Papa, Obispo de Roma, y uno de los 19 cardenales de Latinoamérica que asistió como elector para elegir en el cónclave de marzo de este año al actual Papa de la Iglesia Católica, el cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio, conocido como el Papa Francisco.

La jornada de ayer domingo, el cardenal Julio Terrazas, en la eucaristía de acción de gracias por el servicio pastoral que ha ofrecido en el ministerio episcopal durante 35 años, con la humildad que le caracteriza, agradeció en su homilía a Dios, al Dios de la Vida que le permite luchar por la causa del Señor. Dijo “gracias, porque a lo largo de estos años has podido por los menos ayudarme a pronunciar que Cristo es el Señor y que nosotros no tenemos que arrodillarnos delante de ningún ídolo para sentirnos felices”.

Su inclaudicable lucha en la defensa de los derechos sociales y las libertades ciudadanas lo enfrentaron al poder político, pese a ser el actual Presidente del Estado Plurinacional, Evo Morales, una de las personas que más apoyo y ayuda recibió a su causa de la defensa de la sagrada hoja de la coca, desde su época de Obispo de la Diócesis de Oruro que ejercía monseñor Terrazas, quien asumiendo una postura infranqueable supo denunciar los excesos de poder del actual régimen gobernante denunciando el crecimiento de la ilícita actividad del narcotráfico, la concentración de poder y otros abusos que se cometieron, reclamando respeto para que ejerzan su derecho de libertad y libre expresión los perseguidos y los presos políticos.

En su trabajo pastoral deja huella honda, puesto que fue el impulsor de los movimientos sociales de la Iglesia Católica, a partir de las comunidades eclesiales de base, donde formó líderes que ahora están presentes en la lucha social y política del país, asumiendo el compromiso de construir un mañana mejor para todos los bolivianos. Su trabajo de mentor y guía fue importante, lo que le valió para presidir durante 25 años entre 1985 y 2012 la Conferencia Episcopal de Bolivia, por voto unánime de los obispos del país, llegando a ocupar el máximo cargo a nivel mundial cuando fue nombrado y consagrado primer cardenal nacido en Bolivia, por el Papa Juan Pablo II el 21 de febrero de 2001. Su humildad, sencillez y entrega son la muestra de esa auténtica vocación de servicio que deja como ejemplo y testimonio de una vida consagrada al sacerdocio.

Ojalá las nuevas generaciones de sacerdotes, religiosos y laicos puedan seguir el ejemplo del prelado boliviano, que supo impulsar la construcción del Reino del Señor, aquí y ahora, dejando de lado toda pretensión y lo que es más, mostrando siempre ese gran carisma de servicio a la causa del Señor, sin fatiga, sin renunciamiento y pese a su delicado estado de salud. Esa vida es la muestra del ejercicio sacerdotal como un “presbítero diplomático” como lo calificó el diario español El País, el año 2008 como uno de los cien protagonistas del año, para reclamar con humildad y sencillez por un pueblo que camina.

(*) Periodista

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