Hay que convenir en que las campañas mediáticas cumplen el objetivo de activar los sentidos de la percepción sensorial y abrir la tentación de “incurrir” – valga el término – en la aventura de convertirse en deudor de uno de los planes que promocionan las entidades bancarias, con una serie de opciones que realmente influyen en el ánimo de quienes desean mejorar sus condiciones de vida, empezando por tener la casa propia.
Para el resto de mejorar las condiciones de hogar, fuera de los bancos, están en abierta competencia las importadoras de movilidades y las de electrodomésticos, que entre otras cosas aprovechan muy eficientemente las fechas especiales en las que por costumbre y tradición se hacen obsequios, llámese Navidad, un cumpleaños, Día de la Madre o el Padre, Día de la Amistad y en fin una serie de alternativas para justificar una inversión y el deseo compulsivo de sorprender a la familia con alguna novedosa adquisición.
Facilidades de todo tipo se ofertan a través de los medios, en páginas completas de prensa, espacios televisivos y con menor intensidad en la radio pero aparte utilizando el juego de los mini medios con coloridos volantes y folletos impresos, además de vallas en carreteras o los banners en calles y en negocios, es decir, la oferta de préstamos se ha convertido en una fiebre de modo tal que se ofrece ventajosas condiciones para comprar desde una casa, un vehículo, cualquier electrodoméstico o un sofisticado celular. Todo es posible actualmente.
Pero…siempre hay peros en este tipo de transacciones y es importante que los futuros clientes que acudirán a las financieras deslumbrados por los anuncios, deben tomar en cuenta que siempre hay condiciones regulatorias de tales préstamos, empezando por intereses legales que de acuerdo a normas legales no puede exceder de un 3 % mensual para préstamos especiales porque ese porcentaje es sujeto de variables especiales en los planes de cada financiera, no así, según se sabe, en negocios ilegales que cobran hasta 10 % de interés mensual cuando las necesidades y las urgencias obligan a esos extremos, pero decimos además que los clientes bancarios deben leer la letra menuda de los contratos financieros para no caer en errores y confrontar problemas, si por causas ajenas a la buena voluntad ingresan en la lista de morosos.
Ahora bien, de la tentación financiera a la real necesidad de recurrir a un préstamo hay un trecho muy corto, el que separa al cliente del encargado de calificar su condición económica y determinar las garantías, porque así se hable de préstamos “a sola firma” siempre habrán condiciones aleatorias a la seguridad de la entidad bancaria, la mutual o la cooperativa o alguna otra entidad crediticia, que de todos modos debe asegurar el retorno de su préstamo y su rentabilidad, de lo contrario no hay negocio.
Estamos viviendo un tiempo de auge financiero estructurado en la macro economía nacional y para ciertos sectores esto muestra cierta bonanza que hace pensar en la factibilidad de lograr un buen préstamo en varias mensualidades y ajustado a las condiciones económicas del cliente deudor, que por supuesto ha tenido que “medir muy claramente” sus posibilidades de pago.
En todo caso, la fiebre de los préstamos es una alternativa abierta a cualquier ciudadano que esté dispuesto a restar cierta cantidad de ingresos a su cuenta familiar a cambio de adquirir algún bien material necesario o por lo menos imprescindible en la perspectiva de dotar mejores condiciones de vida a la familia. Lo importante es ajustar los deseos a la realidad de los ingresos que se perciben y no arriesgar más de los que se gana.
Fuente: LA PATRIA
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