Aunque pareciera simple que tras la decisión presidencial abandone el país una entidad de apoyo económico, resulta que el asunto no es tan sencillo y por eso corre un tiempo que no pasará de dos meses para que la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, Usaid, retire sus pertenencias y su personal de Bolivia y se vaya con la música a su país.
Es que deben cerrarse programas, acabar algunos proyectos, dejar limpios ciertos trámites y recién emprender el viaje que por supuesto y de acuerdo a muchas circunstancias puede tener un retorno, sin que se determine el tiempo y las condiciones futuras que pueden darse cuando se trata de acudir a la cooperación operativa que necesita un país en vías de desarrollo, como el nuestro y muchos otros.
Ya tenemos un ejemplo muy claro con un incidente reciente cuando se suspendieron las actividades de un embajador del país del Norte y a su vez ese gobierno también invitó a retirarse al nuestro que volvió con los crespos deshechos, pero además con la confirmación de que el gobierno del Norte suspendió la vigencia del Atpdea, un instrumento arancelario que servía mucho a los exportadores bolivianos, que sintieron el efecto de aquella medida que ahora se quisiera revertir para que siga favoreciendo a nuestras exportaciones el país del Norte, donde compraban y pagaban muy bien y, en tiempo breve, lo que no sucede con ninguno de los mercados alternativos que buscó nuestro gobierno, caso Venezuela, donde compran algo pero demoran bastante para pagar.
Lo mismo puede suceder en el tiempo con Usaid, que según sus ejecutivos negaron de manera contundente las sindicaciones que se les hizo de injerencia en asuntos de Estado con fines para desestabilizar el régimen constitucional boliviano, que entre otras cosas no tiene las pruebas que exigieron los afectados y lamentaron la determinación de alejarlos del país, donde todavía cumplen labores de ayuda social que con seguridad se cortarán paulatinamente, aunque se promete y garantiza su reposición con financiamiento interno… puede ser, pero la prueba aún está por verse.
Mientras tanto y como es lógico, hay movimientos sociales que apoyan la medida y están esperando la salida de Usaid, como también hay corrientes ciudadanas que lamentan el hecho señalando que en todo caso los sectores más empobrecidos y que tenían la ayuda “especial” sentirán esa ausencia.
Para el Poder Ejecutivo la injerencia de Usaid en asuntos internos de varios gobiernos es un hecho rutinario, pues tuvo efecto en la Federación Rusa, se critica duramente en el Ecuador y puede tener ciertas connotaciones en otros países donde el organismo norteamericano está bajo la lupa, en todo caso los afectados deben mostrar pruebas contundentes de las denuncias para no crear falsas apreciaciones que en algún momento se sentirán en las comunidades donde se retirarán las ayudas externas.
Lo que se espera es el cumplimiento de las promesas de política interna para que además de reemplazar lo que se corte no se alteren los proyectos de desarrollo colectivo que deben seguir adelante sin lastimar las inquietudes de la población y demostrando lo que se pregona, al señalar que el país puede salir adelante con su propio esfuerzo. De todos modos Usaid prepara sus maletas.
Fuente: LA PATRIA
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