En la audiencia pública de rendición de cuentas de la Empresa Municipal de Aseo (EMAO) ante autoridades, dirigentes vecinales y otros ciudadanos comunes, los responsables del manejo de la administración de la misma mostraron cifras positivas y hasta una utilidad neta en la gestión 2012 superior al medio millón de bolivianos. Eso significa que pese a todos los problemas la empresa de aseo no está quebrada ni mucho menos.
Hay muchas dificultades por las que EMAO está atravesando, particularmente con las deficiencias de su parque automotor prácticamente obsoleto dado el tiempo de uso al que ha sido sometido y con un deficiente mantenimiento debido a causas internas y poco criterio de personeros encargados de cuidar ese material rodante base de la actividad cotidiana de una empresa de aseo.
La memoria no falla en quienes saben la historia del sistema de limpieza de la ciudad y por supuesto no cambia el hecho de que paralelamente a la vigencia de la Municipalidad siempre existió una sección de aseo de la ciudad, originalmente con carretillas y palas, después de muchos años con antiguos camiones y después carros basureros tipo volqueta, pero siempre dependiendo de la estructura económica de la Alcaldía de Oruro. La limpieza de la ciudad tuvo otras alternativas interesantes cuando un enérgico alcalde dispuso además el lavado de las calles, tarea que se cumplía con un carro bomba de la época, además del barrido cotidiano que por disposición municipal correspondía al “dueño de casa o al inquilino de turno” que debían barrer el frontis del inmueble, tierra y deshechos que recogía el basurero municipal.
Como historia el referente es interesante sólo que cambia después que otro alcalde decide aliviar a la comuna la responsabilidad del recojo de basura y encomienda tales servicios a un operador privado, entregándole además varias unidades motorizadas, compactadores de basura, volquetas y una camioneta, además de contenedores que se ubican en ciertos lugares de la ciudad para permitir a los vecinos depositar la basura, evitando dejarla en las esquinas. Dimensión Enasa era la empresa que se encargaba de ese trabajo y lo hacía con una planificación técnica que impusieron técnicos especializados en la materia, que llegaron desde Chile.
En todo el movimiento de la operadora privada nunca se desvinculó de una tuición especial de la Alcaldía, que finalmente era la que podía ejercer control y autoridad sobre un trabajo que es de su directa incumbencia, aunque la misma se realice a través de operadores extraordinarios.
EMAO, por lo que se conoce a través de un último informe, ha estado cumpliendo su tarea pese a las propias limitaciones, tales como la falta de un renovado parque automotor. La obligación concreta de superar el problema que puede complicarse seriamente en la medida que se demore reemplazar los carros basureros corresponde a la Alcaldía y aunque EMAO es una empresa descentralizada su dependencia sigue siendo municipal, hasta su nombre lo indica, por tanto la inversión que realizó el ejecutivo del municipio se justifica, aunque se reconoce una falla administrativa que denuncia el Concejo Municipal cuyos miembros tienen que mostrar la suficiente capacidad para regularizar gestiones y no entrabarlas burocráticamente.
El dinero es del municipio, lo genera el pueblo a través de sus impuestos y por medio de otras alternativas, los carros basureros servirán a la comunidad entonces lo que corresponde es que internamente y con el uso de instrumentos legales se regularice una buena inversión de los fondos municipales.
Fuente: LA PATRIA
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