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Invitado


Domingo 12 de mayo de 2013

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Cultural El Duende

Jesús Urzagasti

12 may 2013

Fuente: LA PATRIA

Jesús Urzagasti, Poeta boliviano (Campo Pajoso, provincia Gran Chaco, Tarija, 1941 - La Paz, 27 de abril de 2013). Ha publicado, además de varias novelas, los poemarios: Cuadernos de Lilino (1972), Yerubia (1978), La Colina que da al Mar Azul (1993), Frondas nocturnas (2009) y El Árbol de la Tribu (2004).

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[Puse fuego a los pies del

demonio que me cerraba el paso]

Puse fuego a los pies del demonio

que me cerraba el paso.

Los cañaverales se curvan

ante la carrera del viento enfurecido

así se movilizan mis recuerdos

y buscan tus senos desnudos en la lluvia

pero ya mi cuerpo está en aquella tumba

que forjaste con el aroma sacro

sólo el fuego me mantiene de pie

y me convierte en el guardián eterno.

Maldito para siempre desde el comienzo

hasta el fin para verte nacer

y nunca jamás morir belleza

que caminas cautivada por la juventud.

Hoy sueño bajo un árbol furioso

por mi presencia hoy te sueño

me dejo llevar por selvas

y ríos mi curiosa sangre descubre paisajes

donde me extraviaré definitivamente

sin poder seducir a la muerte.

Es tu cuerpo el que ahora viene

de los remotos orígenes con su aroma

me hundo en tu cuerpo

encuentro el misterio y pierdo la memoria.

[Si el hacha es peligrosa para el árbol]

Si el hacha es peligrosa para el árbol

no lo es para el pájaro viajero

Ambos merecen respeto.

¿Por qué habría de salvarse el que vuela

y no el que está en la Tierra prisionero?

[Agricultor he nacido para tu pecho de mujer]

Agricultor he nacido para tu pecho de mujer

piel morena y voz pulida por el silencioso monte

por mi figura respiran los tupidos bosques de la luna

y en mi mirada emerge muerta la ternura del alma.

Alma tienen estos montes que me acunaron

bondad de raíz humedecida por la música del viento.

Viento ha sido mi alma agarrada a la fe que resucita

qué más da retornar a la luz sedienta

si de pura sed puedo convertirme en agua.

[Ojos dormidos en la indómita provincia de mi alma]

Ojos dormidos en la indómita provincia de mi alma

vieja ternura de la Tierra reconocida por una canción

piel dominada por el asombro de saberse viva

y compañera

de la injusta congoja que viaja desnuda en mi voz.

Quieres emerger mojada por esta mirada cautiva

mientras mi sombra se encamina hacia mejores climas

y por acompañarte despierta a los ángeles remotos.

No dejes huella del milagro si abandonas tu corazón

a la más pura pérdida humana silbido del amor.

Soñada has sido en la tierra encendida por los árboles

presentida en los bosques nacidos de la luna.

[Ceremonia final son mis ojos cuando descubren catedrales]

Ceremonia final son mis ojos

cuando descubren catedrales

comienzo del mundo

cuando el sueño trae el idioma de los pájaros.

Más allá del monte resplandecen las ciudades de Dios

pero en mi destierro

adivino el hilo seguro de la redención.

La violencia del destino me vuelve sordo a otra fe

que no sea la de la inmóvil transfiguración de tu sombra.

A veces vuelvo a la tierra a veces me convierto en buey

sin una ofensa

asumo la infinita sed en la llanura desierta.

Conseguida por la nunca citada estrella suda mi frente

transpira y se define apoyada en la fresca flor del diablo.

Recuerdo tus trenzas

y la Cruz del Sur quizás el breve viento

tus ojos llegados del inconsolable lago de las oraciones

incorporándome aún descubro

otras leyendas en tu cuerpo joven

cierro los ojos

para no sospechar en ti la maga en penumbras.

Fuente: LA PATRIA
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