La recolección de residuos sólidos y algunos líquidos en la ciudad de Oruro no es el ideal y tampoco avanza de acuerdo a las necesidades de la época, puesto que resulta ser todavía primitivo y menos efectivo que el antiguo que existía. Ahora recorren las arterias de la capital los denominados carros basureros y en vez de aplicar un moderno sistema de recolección, muchos jóvenes y señoritas son expuestos a todo riesgo para recoger la basura, tal magníficos acróbatas y contorsionistas.
En ese sentido se puede poseer el vehículo recolector más moderno del país, pero si el sistema no cambia, la situación es igual o peor que antes, puesto que ahora los vecinos “por recomendación de la empresa local de aseo, dejan las bolsas de basura en cada esquina de la ciudad, para que esos residuos sean recogidos por los carros basureros”, bolsas que primero son exploradas por eventuales recicladores y luego los canes vagabundos dan fin con todo y dejan esparcida la basura en el suelo.
Tomando en cuenta el promedio diario de recolección de residuos sólidos en la ciudad que supera con facilidad las 150 toneladas día, es necesario y urgente pensar en sistemas adecuados que además no expongan a todo riesgo a los funcionarios de la empresa de aseo que deben realizar la recolección de los residuos, incluso en condiciones infrahumanas, puesto que viajan colgados de los automotores, deben correr de un lado a otro para recoger la basura botada en la calle, utilizando una vieja batea y desvencijados escobillones, para además dar alcance al carro basurero en cada cuadra.
A eso se suma que los funcionarios de la empresa local de aseo no tienen equipo de seguridad industrial, son expuestos a toda clase de contingencias, desde los accidentes de tránsito y hasta la posibilidad de contraer alguna enfermedad, puesto que tampoco utilizan barbijos, no tienen guantes y hasta están desprotegidos sin contar con ropa de trabajo apropiada para las bajas temperaturas que se registran en la noche y la madrugada, horario en el que trabajan los sacrificados funcionarios que además perciben “salarios de hambre”.
La preocupación está manifiesta en cada ciudadano, con preferencia en las amas de casa que cada día luego de la recolección de los residuos sólidos tienen que barrer sus esquinas y calles para “ayudar” a la limpieza de la ciudad, siendo así que cada vecino paga por este servicio que en vez de mejorar y modernizarse va en retroceso pese a que la Empresa Municipal de Aseo Oruro (EMAO) en diciembre de este año cumplirá 20 años de su creación y 18 de su puesta en marcha, sin que se haya mejorado el servicio.
Siendo EMAO la empresa que administra el aseo en el Municipio de Oruro y se encarga del sistema de barrido y mantenimiento de las calles, la recolección y transporte de los residuos sólidos, así como su disposición final, debería tener un plan adecuado de recolección clasificada de la basura y además educar a la población y los propios funcionarios de la descentralizada institución municipal, que hacen lo que pueden para tener aseada la capital.
La basura orgánica que representa un porcentaje del 55% y la inorgánica que llega al más del 40%, está contenida en residuos alimenticios, restantes de jardinería, huesos, heces fecales y madera, además de algodón, fibras sintéticas textiles, áridos de loza y cerámica, escombros, goma y residuos finos, así como papel, cartón, plásticos, vidrio y residuos tóxicos y metales que deberían ser clasificados, pero se botan a las calles sin ninguna preocupación, para que recojan los carros basureros.
Los vecinos ya no utilizan los tachos ni latas de basura que resultaban ser más higiénicas, puesto que la población sacaba los desechos sólidos para entregar a los responsables del aseo del municipio quienes se descargaban esos productos en sus antiguas volquetas donde recolectaban los sólidos inservibles, sin causar tanto ajetreo y además de manera ordenada y sin dejar residuos esparcidos en las calles. Usaban también turriles para las empresas e instituciones y no como ahora que los basureros se paran en las puertas de los locales para esperar que de manera parsimoniosa los encargados saquen sus basuras, obstruyendo incluso el normal tráfico vehicular.
Ojalá se pueda recuperar algo de la experiencia dejada por la operadora privada que aplicó un moderno servicio de recolección de residuos y el aseo de la ciudad de Oruro, al inicio de operaciones de EMAO, que duró poco tiempo pero fue efectivo, lo que demuestra que quienes conocen y tienen capacidad pueden atender mejor a la población, antes que mantener una pesada burocracia tienen que conocer el negocio de la recolección, clasificación y hasta el tratamiento de las basuras que es un problema crucial para Oruro, porque las tarifas son elevadas y el servicio pésimo.
(*) Periodista
lapalabraencarnada@bolivia.com
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