Aunque en el último tiempo se han creado algunas condiciones favorables para el enorme contingente de las micro y pequeñas empresas a través de planes financieros de cierto tipo, el movimiento de cuentas queda chico si se toma en cuenta que en el país existe más de quinientas mil Micro y Pequeñas Empresas (Mypes), todas esperanzadas en disposiciones que favorezcan las iniciativas del sector para cumplir una increíble variedad de proyectos, algunos que están en marcha y otros que se perfilan como alternativas en el proceso del desarrollo de la microproducción.
Hablar de un fenómeno social que insume gran cantidad de mano de obra y que permite disminuir ostensiblemente el déficit de la desocupación en el país, tiene una importancia muy marcada en los planes sociales del Gobierno, tanto así que en la actualidad se considera en la Asamblea Plurinacional un proyecto de ley, que establecerá el futuro del importante sector humano del país, considerando el factor multiplicador de cada empresa por un determinado número de empleados y las familias que dependen de esa actividad, por tanto se hace imperiosa la aprobación de esa ley que además garantizará su vigencia y fortalecimiento.
No hace mucho se cumplió un seminario internacional que abordó la “construcción de políticas públicas para las Mypes”, entendiendo las inquietudes de los protagonistas que plantearon de manera abierta sus necesidades coincidiendo en la principal que se relaciona con la necesidad de contar con mayores facilidades a los sistemas crediticios de la banca, pero con facilidades en materia de calificación y aprobación de garantías, bajos intereses y concesiones en tiempo breve, de modo que el impulso financiero sea un verdadero incentivo al desarrollo de las Mypes y no una traba a los objetivos de su crecimiento. Dirigentes del sector aseguran que estas empresas son las mejores “pagadoras” sin mora en su contra.
Pero no es todo, las micro y pequeñas empresas sugieren a los estadistas del gobierno pensar en la creación de un “fondo Mype”, parecido al que plantean los industriales mineros cuando señalan las ventajas de contar con recursos económicos para uso más directo en inversiones sectoriales, como la compra urgente de materiales, insumos o repuestos.
Centenares de bolivianos han elegido el camino de convertirse en pequeños empresarios y lo hacen cumpliendo una serie de trámites que legalizan su incorporación al mercado activo del país, pagan impuestos, generan fuentes de empleo, diversifican su producción y esperan un serio impulso gubernamental con medidas coherentes e incentivos concretos para alcanzar metas de exportación mostrando las bondades de muchos productos con el sello de “hecho en Bolivia”.
Indudablemente que el sector necesita también asesoramiento técnico empresarial, aspectos como la innovación tecnológica, conocimientos de mercadotecnia, condiciones apropiadas de infraestructura y otras menores para mantenerse en los límites del sistema de microproductores, lo que no significa competencia con la grande y mediana industria nacional.
El proyecto de la ley de Mypes está en consideración en la Asamblea Legislativa y existe preocupación entre los protagonistas del sistema sobre el lento avance del análisis de la norma que debería incluir elementos esenciales como el acceso con reglas claras al sistema financiero para mejorar tecnología y ampliar las posibilidades de cubrir el mercado interno y las exportaciones. Las Mypes son un alivio - formal - al gran problema de la desocupación social.
Fuente: LA PATRIA
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