El Tratado de 1904 “firmado entre el lobo y el cordero”
29 abr 2013
Por: Jorge Lazzo Valera
El expansionismo de la geopolítica chilena ya no es novedad para los bolivianos puesto que desde 1841 soportamos por más de 172 años el hostigamiento de una estrategia sistemática de penetración que incluso, sin darnos cuenta, preparó la Guerra del Pacífico, para apoderarse de nuestro territorio, como única forma que Chile supere su crisis económica y social por la pobreza de su territorio.
No debemos olvidar que el gobierno chileno de Bulnes, en el año 1841, porque confrontaba una aguda crisis económica, pobreza y desocupación en su pueblo, mandó a explorar el norte de su territorio a través de una misión de expertos presidida por el geólogo A. Picissis, la que descubrió las guaneras cercanas a Mejillones en territorio boliviano. Así comenzó la invasión y usurpación de nuestro territorio, antecedentes que sin embargo, pocos toman en cuenta para demostrar que Chile siempre codició nuestro territorio.
Así luego de conocer el informe de la misión de exploración presentado al congreso chileno, donde indicaba que “el porvenir de Chile se encontraba en la posesión del desierto de Atacama, sugiriendo al gobierno apoderarse de este territorio”, este no frenó su ambicioso plan que continuó hasta 1842 que por ley del 31 de octubre, Chile declara de propiedad nacional “las guaneras de Coquimbo, del desierto de Atacama y de las islas adyacentes”, asumiendo así una política de expansionismo en perjuicio de nuestro territorio y de todos los bolivianos.
Un mes después el 30 de noviembre de 1842, el parlamento chileno, por mayoría absoluta de votos, decretó la creación del departamento de Atacama, nombre netamente boliviano y que hasta entonces Chile no registraba en su geografía, a ninguna provincia con esta denominación”, ahora podríamos decir que ahí está la madre del cordero, porque si demostramos que la intención de Chile era apoderarse de nuestro territorio, lograremos demostrar que la cruenta Guerra del Pacífico fue motivada y organizada por el vecino país para despojarnos de nuestro territorio, por intereses económicos de Chile, para convertirnos en país mediterráneo.
Empero no hay que olvidar que asimismo en 1873 para detener la planificada penetración chilena a nuestro territorio y ante el informe de la preparación bélica de Chile, Bolivia en medio de dificultades económicas se vio obligada a firmar el Pacto de Alianza con el Perú el 6 de febrero de 1873. Ese pacto permitió retrasar la acción bélica, pero no suspendió ni descartó la geopolítica expansionista de Chile que hasta ahora ve el territorio de nuestro país como “una región importante para el comercio internacional”, puesto que en el norte de Chile, la mayoría de los pobladores de nuestro territorio usurpado, viven de este gran comercio con Bolivia, como única forma de sustento y desarrollo económico-social.
En realidad para Bolivia, la Guerra del Pacífico termina con la Batalla del Alto de la Alianza del 26 de mayo de 1880, donde a pesar de la derrota sufrida los militares bolivianos tuvieron destacada actuación, frente al poderío bélico chileno y las acciones que desde 39 años antes fueron planificadas para usurpar nuestro territorio, acción bélica que culminó con la firma del Tratado de Paz y Amistad del 20 de octubre de 1904, donde se concreta el plan chileno de usurpación del departamento del Litoral boliviano que se concretiza con el tratado que para muchos estudiosos, geopolíticos, estadistas e internacionalistas, no resulta ser más que un acuerdo “firmado entre el lobo y el cordero”, en franca alusión a Chile y Bolivia, respectivamente, porque los bolivianos fuimos siempre víctimas de la acción usurpadora del país del Mapocho.
La participación “mediadora” del Perú también nos dejó algunas enseñanzas, porque ahora Chile y Perú tienen el candado para determinar quién abre la llave para dar paso libre y soberano a las costas del Pacífico para Bolivia, situación que bien podría concretarse si se llega a un acuerdo trinacional, donde Perú admita que Chile otorgue de por vida el territorio de Arica, región que fue usurpada por los chilenos, para así tener un ingreso al mar, para poder replantear nuestra estrategia marítima boliviana y saber que contamos con aliados que en el momento de las definiciones deben otorgarnos pleno respaldo, como es el caso del Perú, que nos ofrece un paso por su territorio pero con una fabulosa inversión boliviana.
Se tiene que repensar la geopolítica boliviana, puesto que poseemos por nuestra indiscutible posición geográfica a un aliado natural que es el Brasil, potencia económica de nuestro continente, que con seguridad sabrá apoyar nuestras decisiones y ahora habrá que poner a prueba al Perú para confirmar cuánto nos aprecia y qué decisión adopta si logramos componer el diálogo con Chile a partir de la denuncia en la Corte de La Haya, para negociar la devolución de nuestro territorio usurpado en la cruenta Guerra del Pacífico.
La lucha por la reivindicación marítima no claudicará y es más se debe dar fiel cumplimiento a lo escrito en nuestra Constitución Política del Estado, para tener un acceso libre y soberano a las costas del Pacífico por nuestro territorio usurpado, eso quiere decir que debemos apurarnos en construir el primer corredor interoceánico entre Chile, pasando por Bolivia y el Brasil, para así poder dominar y controlar el Altiplano Marítimo Central. Ojalá este proyecto no requiera otro medio siglo de maduración y las autoridades del Estado Plurinacional de Bolivia impulsen su ejecución cuanto antes.
(*) Periodista
Lapalabraencarnada@bolivia.com
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