Jueves 25 de abril de 2013
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El representante en Bolivia del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, señor Denis Racicot, ha afirmado que la justicia boliviana se encuentra en “profunda crisis”. Los signos: la retardación en el trámite de los procesos judiciales, el hacinamiento en las cárceles y la corrupción y extorsión, lo que desfigura una institución indispensable para la convivencia y la armonía de la sociedad, y para la protección de la integridad, los bienes, la dignidad, la libertad y la vida de los ciudadanos.
Sin duda que el caso del supuesto terrorismo, separatismo y complot para asesinar al Presidente, que terminó en los sucesos sangrientos del Hotel Las Américas de Santa Cruz, es la principal muestra de la crisis que sufre la administración de justicia. Se han cumplido ya cuatro años de la tramitación del juicio y, según se ve, se prolongará mucho más. Si este es un ejemplo de los resultados de la reforma judicial consagrada por la constitución vigente, es comprensible que haya muchos decepcionados, pues esperaron un sistema que asegure el imperio de la ley y la protección de los derechos ciudadanos.
