Martes 23 de abril de 2013
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Editorial y opiniones
LO QUE NO DEBEMOS CALLAR
Democracia frustrada o revolución inconclusa en Venezuela
23 abr 2013
Por: Santiago Berríos Caballero
El cuadro social venezolano nos muestra un conjunto de sectores que se reparten el real poder político social.
El proceso político, que en forma cíclica y recurrente experimenta el país, responde a varias y múltiples causas.
Quebrada la unidad virreinal se sucedieron innumerables experiencias políticas, calificadas de “caudillismo”, “dictaduras”, etc. hasta llegar a la conformación de gobiernos presidencialistas, o parlamentaristas a mediados del siglo XIX, que parecieron representar la fórmula política definitiva de las organizaciones institucionales, adaptando, la mayoría de las veces, modelos políticos y económicos extranjeros.
En Venezuela se está en un proceso de deterioro del control republicano que es una evidencia de la crisis, emergente – además – de la interrupción institucional originado en la hegemonía avasalladora del poder ejecutivo, que desconoció la división de poderes, así como la desjudicialización del poder judicial.
El camino cierto de la democracia efectiva impone como condición necesaria actuar sobre las causas – política, económica y social – que generan y realimentan la inestabilidad político-institucional.
El logro de un orden político-institucional democrático requiere algo más que el comicio y el restablecimiento formal de las instituciones republicanas, que constituyen el marco de referencia necesario para operar la transformación estructural que demanda el país y que supone superar las causas motivadoras de la crisis.