Warning: session_start(): Cannot start session when headers already sent in /home/lapatri2/public_html/impresa/index.php on line 8 Providencial vaquita lechera - Periódico La Patria (Oruro - Bolivia)
“Tengo una vaca lechera; no es una vaca cualquiera…”, decía una canción popular que antaño difundían las emisoras; ahora ya no suena mucho, pero su mensaje viene de perlas para los magnates de nuevo cuño. El chanchito de las reservas internacionales y la vaquita emblemática son - ni duda cabe - regalos de los dioses por los 500 años coloniales o los casi doscientos republicanos. El jefazo no puede quejarse de su suerte.
Nunca hubo tanta riqueza; tampoco la carencia crítica de aquello con que se piensa. Con sentido práctico, hay que “meterle nomás”; después, que los abogados arreglen el entuerto. No puede haber dubitaciones: “¿para qué han estudiado entonces?” Fue una interpelación sin ambages, pero las universidades ni se dieron por aludidas. De ese modo se sabe que también se estudia para tergiversar la ley. Quien calla otorga, dice un proverbio.
Sin las anteriores referencias sería inexplicable la fantástica danza de los millones. Era previsible que el poder los “emborrachara”, pero no tanto como para olvidarse de que eran pobres; incluso pobres diablos, como alguien dijera en la esquina. La humildad virtuosa morigera a veces la soberbia de los poderosos; pero los nuevos ricos ya no saben ni dónde pisan; se las pasan suspendidos en el aire.
A diferencia del enigmático Plurinacional, en la República las prioridades son otras de las que atiende aquel con tanta largueza. Los hospitales están colapsados; en ninguna parte los pobres claman a Dios, desesperados, que se los lleve de una vez. La friolera de los 18 millones de bolivianos asignados al Dakar podía aliviar el padecimiento de mucha gente. El millón de dólares para la estatua de doña Juana Azurduy en Buenos Aires, ha debido causar indignación en la tumba de la heroína. Con ese monto pudo haberse construido cantidad de escuelas.
Lo de los rectores es espectacular. Con perspicuo sentido de oportunidad quieren hacerse a la onda de la vaquita prodigiosa. Están a punto de conseguir que se retire aquella ficticia limitación del salario presidencial. Dentro de poco, todos querrán ubicarse en el tope de los 20 mil lucas. Por supuesto que no se contratará fuera a los “magníficos” porque el cargo es la culminación de la carrera, pero tal vez con ese incentivo mejore el laberinto burocrático que les ahoga. Esa relación de salario con eficiencia- si existiera – no es muy halagüeña que digamos.
En materia de dispendios, no es eso todo. Siquiera el mencionarlos a todos demandaría más espacio; pero es probable que usted ya los conozca. Correspondería más bien desear que este sueño no se acabe. Es digno de un país “inocente y hermoso” como Bolivia.
(*) El autor es pedagogo y escritor
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