Sábado 09 de enero de 2010
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La entrega de credenciales oficiales a los nuevos parlamentarios de la flamante Asamblea Legislativa Plurinacional de Bolivia se convirtió en un inmenso y colorido espejo del país más profundo con sus variados tonos de piel, formas de ojos, ondas de cabellos y vestimentas.
Aunque no faltan los acomplejados que ejercen intolerancia y violencia, la mayoría de la población y no sólo los militantes políticos celebró con sonrisas y aplausos este bautizo que abre cauces a los ríos más profundos de la nación.
Si el punto de comparación de esta conformación parlamentaria es con otros países del continente, del mundo, es certero asegurar que la de Bolivia es la más popular. Difícilmente otros territorios similares, como Guatemala o Perú, podrán lucir en el futuro inmediato una participación tan amplia y real, sin disfraces. Incluso en sociedades abiertas como la brasileña, una operación tan inclusiva no está a la vuelta de las próximas elecciones.
Si el punto de comparación es con nuestra propia historia, podemos encontrar algunos hitos interesantes luego de la primera asamblea de 1825, que sólo reunió a un sector de la población, formado por algunos independentistas de último momento. La convención constituyente de 1938 mostró los primeros cambios después del encuentro de la nación en las arenas del Chaco con la convocatoria a sectores mestizos, artesanales. El primer congreso después de la vigencia del voto universal abrió el 56 las puertas a dirigentes sindicales y a indígenas, sobre todo de tierras altas y vallunos.