Martes 16 de abril de 2013

ver hoy












































































En una época en que se busca el éxito fácil, en que se admira a quien alcanza altas metas sin esfuerzo y al triunfador rápido y superficial, aquel que necesita tiempo para lograr alcanzar un objetivo se siente desubicado, se encuentra fuera de juego.
Pero la realidad nos muestra, testaruda como lo son las personas con síndrome de Down, que únicamente con constancia, con esfuerzo, con trabajo, con tiempo, se consiguen los logros importantes de la vida. Una relación estable, una amistad sólida, un nivel de estudios elevado, el aprendizaje de un idioma, el virtuosismo con un instrumento musical, el dominio de una determinada profesión, necesitan tiempo para alcanzarse.
Si hay personas que han debido trabajar para alcanzar los propósitos de su vida, esas son quienes portan trisomía 21: desde niños acuden a terapias, asisten a sesiones de entrenamiento, necesitan de más práctica, de más ejemplos, de más actividades para obtener lo mismo que la mayor parte de los niños consiguen sin conciencia ni esfuerzo. Cada objetivo es mucho más valorado porque sus padres y sus profesores saben el trabajo tan arduo que les ha supuesto alcanzarlo: cuando tienen que sostener la cabeza, cuando tienen que sentarse, cuando tienen que andar, cuando tienen que leer. Nada les es fácil y todo requiere un tesón multiplicado.