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Domingo 14 de abril de 2013

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Cultural El Duende

Desde mi rincón

Traducir: ¿pensando?

14 abr 2013

Fuente: LA PATRIA

TAMBOR VARGAS

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La cosa ya viene de antiguo. Basta pensar en aquella pareja: traduttore = tradittore. No he logrado averiguar quién formuló por primera vez esta tesis; pero admite varias interpretaciones, como la de que no puede / debe haber una traducción ‘exacta’. Quizás sería más exacto ver en ella un toque de atención hacia la dificultad de dar una traducción ‘aceptable’ (y que, en este caso, no debería tener nada de ‘servil’). Y por este camino llegaríamos fácilmente a una conclusión, verdaderamente central: el misterio del lenguaje humano, misterio casi insondable, aunque sin grandes problemas una y otra vez podamos palpar su complejidad. Y siguiendo, también llegaríamos a la conclusión de que la complejidad misteriosa del lenguaje humano no es diferente de la complejidad de su usuario / creador: el hombre, quien deja su huella inconfundible en todo lo que hace.

Una travesura iluminadora

Actualmente, en Google, puede ser hasta divertido comprobar las limitaciones de la traducción automática o ‘artificial’, incluso tomando una simple frase en la lengua ‘a’, haciéndosela traducir a la lengua ‘b’ y, después, hacérsela traducir de vuelta a la lengua ‘a’. Veamos este ejemplo: 1) donde digo digo, no digo digo, digo Diego (español), que nos da este resultado: 2) “où je dis que je dis ne dis pas dire, par example diego” (francés); o en italiano: 2) “Dove dico io dico io dico io dico, Diego Diego”. Y cuando queremos volver del francés e italiano al español original, nos encontramos, del francés con: 3) “cuando digo que no estoy diciendo que, por ejemplo diego”; y del italiano, con: 3) “Donde digo digo digo digo Diego Diego”. Podríamos seguir ad infinitum…Y cada uno puede someter la máquina a sus propias pruebas.

En todo caso sirve para convencer a los escépticos que la traducción es un dominio eminentemente propio de la inteligencia natural; es decir, la nuestra y no de las máquinas diseñadas y amaestradas por el hombre. Los incorregibles progresistas añadirían: ‘todavía’.

Simple esbozo de una casuística…

Cuando el mundo en que vivimos multiplique más sus contactos, más estaremos anegados por una Babel más incomunicada; es decir, condenada insuperablemente a los malentendidos. Echemos una mirada en unas pocas direcciones.

Desde hace décadas estamos librados a unas versiones cinematográficas elaboradas mayoritariamente en el Caribe, México y Argentina. En realidad, esta riada ahora ya no llega solo a través de las películas, sino además con la radio y la televisión. Y añadámosle, todavía, de las películas traducidas y que nos llegan por vía televisiva. O sea que el reinado del poder lingüístico de aquellos puntos de origen todavía se ha ido ampliando. Lo mismo se puede decir de la influencia de otros canales de televisión ‘no nacionales’ (en primer lugar, de CNN). Quede dicho.

Por otro lado, en la misma red de academias de la lengua española (que abarca todas las hispanoamericanas) desde hace cierto tiempo ha empezado a prevalecer un marcado ‘populismo’, que deroga el concepto mismo de norma a favor de la lengua ‘que se habla’; con ello condena a no poder distinguir entre ‘lo que se dice’ y ‘lo que se debería decir’. Peor todavía, defiende que la norma debe darla la práctica. Y que por tanto, que todo lo que se dice está bien dicho. ¡Viva la pepa!

Y si cabe, todavía algo peor: todo se puede decir de cualquier forma de decir; la única forma que parece quedar desterrada es la que se ajusta a la historia de la lengua y a las exigencias de su sistema; pues lo primero que han echado por la borda es la noción de que toda lengua es un sistema (aunque nunca perfecto: ¡estamos ante un producto humano!).

Casos concretos

“Esta decisión del gobierno tendrá graves implicaciones” podemos leer u oír por doquier. Pertenece al inmenso catálogo de serviles anglicismos. Y resulta que como en inglés ‘implication’ = ‘consecuencia, derivación, efecto’, usando esta mala traducción bastardeamos y ocultamos el sentido propio que las lenguas neolatinas dan al término ‘implicación’ = ‘pre-condiciones’, ‘exigencias’, ‘presupuestos’… Es decir, exactamente lo contrario del sentido inglés, pues se sitúa aguas arriba en lugar de aguas abajo: habla de las causas y no de los efectos. Es un ejemplo.

También oímos y leemos a menudo frases como ésta: “Con este escenario…”. Pero ¿qué quiere decir quien habla así? Como tantas otras veces, lo aconsejable es preguntar a un diccionario inglés por la palabrita ‘scenario’ y nos dice que es ‘esquema escrito de una película, novela u obra de teatro, con los detalles de su desarrollo y la secuencia de las escenas’; resulta que el español a esto le venía dando el nombre de ‘plan’, ‘libreto’, ‘hoja de ruta’; modernamente, ‘protocolo’ y aun ‘libro de estilo’, etc. Olvidemos que quienes son ‘modernos’, han olvidado el primer sentido del término: ‘lugar donde se representa una obra de teatro u otro tipo de espectáculo’. Y porque en el inglés periodístico se ha puesto de moda dar a ‘scenario’ el sentido de ‘presunto desarrollo o secuencia de un acontecimiento’ (que en español bastaría con traducir por ‘situación’ o ‘estado de cosas’.

Buen ejemplo de la inextricable red interlingüística, donde al final ya no sabemos qué lengua (se supone) estamos hablando o cuál es el sentido que (se supone) hemos de dar a las palabras…

***

Desde hace pocos años en todos los medios de comunicación prolifera el término ‘pareja’. Cuando decíamos ‘una pareja de bueyes tira de la carreta’ todos sabíamos que dos bueyes prestaban dicho servicio al hombre campesino; pero cuando leemos u oímos en la tv o en la radio que ‘Juan ha asesinado a su pareja’, rápidamente nos damos cuenta de que algo ha dejado de funcionar. Porque, si lo entendemos literalmente, ¿quién puede darse el lujo de tener un ‘par’ de mujeres, a las que quién sabe si un día las matará? Por el contexto descubrimos que se trata de su esposa, amiga, novia, conviviente o lo que sea; pero nunca puede ser su ‘pareja’, pues para formar una pareja hacen falta dos personas y en este caso queda claro que la extinta es una sola.

La peste de la omnipresencia de ‘pareja’ también proviene de una obtusa traducción del inglés. Y lo primero que tenemos que preguntarnos es: ¿de qué palabra inglesa se ha inventado en español ese ‘pareja’? Si queremos usar en inglés el sentido primigenio de la frase aludida, diríamos: “A pair of oxes pulls on the cart”; tampoco aquí el término ‘pair’ encaja con la noticia del homicidio. ¿Entonces? De las opciones disponibles, podemos echar mano de ‘mate’ (compañero; aunque según google, también ‘pareja’) y ‘pàrtner’ (socio; también ‘pareja’) y ‘couple’ (propiamente ‘pareja o par’, ‘dos’, ‘cónyuge’, ‘matrimonio’). Con todo esto, ¿cuál sería la frase original inglesa? Quizás “John killed / slayed / assassinated his partner / girlfriend [= compañera, amiga]”; pero el traductor español prefirió escoger la palabra de moda y, por tanto, escogió la barbaridad de llamar ‘pareja’ a la muerta. Al hacerlo se pone (¿inconscientemente? nada inocentemente), al servicio de una causa que quisiera que cualesquier relaciones intersexuales fueran etiquetadas con una misma palabra (naturalmente equívoca, opaca, mentirosa); así ¿quién ha proscrito de su lenguaje las ‘relaciones de pareja’? Y todos contentos… aunque cretinizados.

* * *

Ante tales sandeces ya podemos calificar de imperfección monjil aquel delicioso título periodístico que un día pudimos degustar y que decía: “X (el nombre del presidente cuyo nombre he olvidado) diluye el parlamento italiano”. Quien tradujo el despacho de la agencia cometió el error de confundir ‘diluir’ con ‘disolver’. Y los parlamentos son ‘disueltos’ ¡no ‘diluidos’! Igual que se ‘disuelve’ (y no se ‘diluye’) una manifestación; pero los espías se pueden ‘diluir’ entre los manifestantes para identificar a los verdaderos dirigentes… Y existen casos en que el azúcar tanto se puede ‘diluir’ como ‘disolver’ en el agua (recordemos lo de la imperfección de todo sistema lingüístico humano, gracias a su historicidad).

Una vez más tocamos con las manos que la traducción resulta ser una operación delicada, por lo que no puede hacerse en régimen de trabajo y pago a destajo, por lo menos si se quiere un producto digno.

En una próxima ocasión me propongo afrontar algunos otros aspectos; y someter a prueba la calidad que presenta la traducción de una obra de un famoso escritor… Hasta entonces.

Fuente: LA PATRIA
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