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Domingo 14 de abril de 2013

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Cultural El Duende

Vida y obra de Simone Weil

14 abr 2013

Primera parte

El 3 de febrero de 1909 nace en París, Simone Adolphine Weil. Segunda hija de Bernard Weil, un médico judío de la Alsacia y Selma Reinherz, judía Rusa. El primer hijo de ambos, André, nacido en 1906, es un niño dotado de capacidades deslumbrantes. A los ocho años por sí solo aprende griego en sus diccionarios escolares. En 1915, como regalo de año nuevo para su padre, André enseña a leer en un mes a su pequeña hermana Simone, quien, sin embargo, sería considerada mediocre frente a sus compañeras de escuela en los años sucesivos. En 1917, por ejemplo, Simone acusaba un carácter dubitativo y sufría constantes retrasos en escritura debido a que tenía las manos demasiado pequeñas e hinchadas por la mala circulación. Sin embargo, un par de años más tarde obtiene excelentes resultados tanto en letras como en matemáticas en el liceo Fenelón, aunque sus deficiencias persisten en cartografía y dibujo. En ese período, hasta 1921, Simone, aún teniendo dos años menos que el resto de sus compañeras, organiza Los Caballeros de la Mesa Redonda, una asociación para ejercer la caridad y ayudar en los estudios a compañeras menos dotadas. Lee con pasión los Pensamientos de Pascal y escribe un cuento: Los duendes del fuego.

Poco después entre 1922 y 1923 Simone sufre una depresión profunda y considera la posibilidad del suicidio, pero logra reponerse y durante los tres años siguientes asiste a las clases del filósofo Le Senne quien la considera una de las estudiantes más brillantes que ha tenido en toda su carrera docente. También asiste, en compañía de su madre, a las sesiones de lectura que impartía Jacqes Copeau y se recibe bachiller en filosofía en 1925 en el liceo Victor Dury. Para entonces Simone lee a Whitman y Stendhal.

Entre 1925 y 1928 Simone asiste a los cursos del filósofo Emile Chartier “Alain” quien sería considerado su verdadero maestro. Es en esa época que conoce y cultiva una amistad con Renè Chateau, Jacqes Ganuchaud y Simone Pètrement, con quienes se reunía en su casa y discutía hasta altas horas de la noche, mientras fumaba intensamente. Sus filósofos favoritos son Descartes, Platón, Kant y Spinoza.

En 1927 se va por primera vez a trabajar al campo, a Normandía, por un breve período.

En 1929 repite esa experiencia en el Jura. Ese mismo año publica sus primeros artículos en la revista de Alain “Libres Propos”: La percepción, o la otra aventura de Proteo y El tiempo. Un año después obtiene su diploma de estudios superiores con su trabajo Ciencia y percepción en Descartes. El trabajo, la acción verdadera, conforme a la geometría –dice en ese texto– es la única manera de unir en nosotros a los dos seres que somos, el ser pasivo que sufre el mundo y el ser activo que se impone a éste.

En el invierno de 1930, le atacan fuertes dolores de cabeza para los que buscará largamente alivio (finalmente, casi una década más tarde dan con el diagnóstico acertado: Sinusitis frontal larvada, y se inicia un tratamiento de cocainización de los senos frontales).

En 1931 es nombrada profesora de filosofía en la pequeña ciudad de Le Puy, donde trabajará hasta el año siguiente. En lo sucesivo desempeñará ese cargo en Auxerre 1932-33 y en Roanne 1933-34. Es una época de activa participación en sindicatos, debates en defensa de los obreros y llega a considerar su adhesión al partido comunista.

Animada por el deseo de conocer la realidad contemporánea, hace un viaje a Alemania en 1932 y a su retorno escribe numerosos artículos sobre la situación de los obreros en aquel país. Tras el ascenso de Hitler, ella colabora con los refugiados alemanes brindándoles hospedaje en su casa, recolectando dinero y defendiendo su situación en debates y apariciones públicas. Esta actitud la lleva a reunirse en su casa con Trotski quien ha criticado un texto suyo.

Prosigue su incansable labor en el movimiento obrero causando revuelo y verdaderos escándalos con las afirmaciones de sus textos publicados en revistas como La revolution prolétarienne. Siempre buscando una existencia al lado de los trabajadores de las fábricas, trabaja de “embaladora” en Ét. Carnaud y de “obrera especializada” en Renault. Producto de dicha experiencia publica su Journal d’usine (Diario de fábrica).

Benjamín Chávez

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