Sábado 13 de abril de 2013
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En los próximos días y semanas, una vez más las principales rutas de tránsito en las ciudades de Bolivia se verán atestadas por organizaciones laborales exigiendo mayor incremento salarial sin importar el porcentaje que fije el Órgano Ejecutivo; profesores, trabajadores en salud y facciones de la Central Obrera Boliviana (COB) medirán fuerzas nuevamente y las personas de a pie como usted y un servidor intentaremos movilizarnos en una ciudad dominada por movilizaciones.
Pero preguntémonos por un momento ¿son estas marchas justificadas o constituyen tradiciones arraigadas en los diferentes sectores laborales?, revisando consideraciones prácticas el incremento salarial afecta directamente al sector formal de la economía que apenas alcanzó en promedio al 35 % de toda la población en edad de trabajar y económicamente activa, el restante 65 % representa a trabajadores por cuenta propia y asociaciones familiares que desconocen lo que es obtener un salario mensual, pero son los principales perjudicados por estas medidas de presión que inundan las principales vías de acceso a la ciudad.
Trabajadores del sector salud y educación que históricamente son los principales beneficiados en el sector público en la determinación del incremento salarial, que gozan de toda una suerte de bonificaciones que superan a su salario base y están directamente relacionados con éste, además de contar con importantes conquistas salariales, destacan en su activa participación en medidas de presión con pretensiones salariales, incapaces de predecir y especialmente asumir que sus actos terminan erosionando el sistema que dicen defender.