Martes 09 de abril de 2013

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El nacimiento de un nuevo ser, es la luz de esperanza para conseguir mejor bienestar y progreso en el mundo.
Bolivia no debe sentirse ausente de ese propósito, porque es una obligación del Estado contribuir en la formación del ciudadano dentro los preceptos Constitucionales.
Es cierto que la primera responsabilidad de esa labor recae en los padres del recién nacido.
De ello no hay duda, ya que el papá y la mamá cumplen esa noble tarea, convencidos de que primero está Dios cuyo hijo Jesucristo exclamó:
“Dejen que los niños vengan a mí y no se lo impidan, porque el Reino de Dios pertenece a los que son como ellos”.
En esa circunstancia también prevalece el sentido de Patria, donde cada ser humano, desde que da sus primeros pasos, debe hacer prevalecer su sentimiento de amor al terruño donde nació.
Es en este capítulo, donde los progenitores juegan un papel preponderante para después ser secundados por los profesores en el periodo de formación educativa.
Bien se ha dicho que el hogar es la primera escuela de la vida y ello representa una motivación ineludible para que el jefe de familia cumpla su obligación a cabalidad, haciendo de sus vástagos dignos descendientes.