La nueva Constitución Política del Estado, promulgada el 7 de febrero de 2009, en el capítulo sexto menciona en su artículo 77 lo siguiente: “La educación constituye una función suprema y primera responsabilidad financiera del Estado, que tiene la obligación indeclinable de sostenerla, garantizarla y gestionarla.” En concordancia con esta afirmación, el artículo 55 del anteproyecto de la educación afirma que:
“El Ministerio de Educación y Culturas otorgará el Título de maestro en el grado de Licenciatura con reconocimiento del Escalafón Nacional de Magisterio. El escalafón sólo reconoce a los formados en las Escuelas Superiores de Maestros en concordancia al artículo 96 y sus tres incisos de la Constitución Política del Estado. El tiempo de estudio será equivalente al grado académico de licenciatura para todos los niveles, áreas y modalidades del sistema plurinacional”.
De acuerdo a este enunciado no hay razón para afirmar que la profesión docente será libre, los que afirman lo contrario sólo buscan confundir al magisterio departamental y nacional. Peor aún, cuando afirman los enemigos de la educación: que la licenciatura no mejorara la educación y que además el escalafón del magisterio será vulnerado con el título de licenciado y por lo tanto se perderá la inamovilidad en el magisterio, porque cualquier Licenciado en Ciencias de la Educación de la Universidad podrá ingresar al ejercicio de la profesión docente y se convertirá en profesión libre. Esta infamia resulta ser una mentira a las bases del magisterio.
Todos sabemos que la lectura de un libro enriquece el conocimiento y el espíritu de quien lee, si se amplia un año de estudio en las normales para egresar como licenciado, entonces lógicamente que irá a fortalecer los conocimientos del futuro docente y podrá adquirir mayor cultura y profundizar sus aprendizajes. Aquí es bueno recordar lo que dijo Aristóteles: “La belleza física es momentánea y cambia, lo único que permanece para siempre en el hombre es el conocimiento y la sabiduría”.
Sin embargo los ultra izquierdistas y revolucionarios de esta etapa democrática aparecen para llenarse la boca con adjetivos y calificar a quienes no comulgan con sus ideas de neoliberales, traidores, capitalistas y que se está desviando el proceso revolucionario, plantean que luchemos por el todo o nada y que debemos rechazar este anteproyecto, como lo hicieron con la anterior ley.
Será muy oportuno y beneficioso, si los compañeros que no están de acuerdo pongan a consideración su proyecto educativo y socializarlo, que pueda empoderarse las bases del magisterio boliviano y hacerla suya para defenderla, luchar y aplicarla, aún existe el tiempo para considerarla y en su caso aprobarla.
Para finalizar este artículo, cábeme mencionar que está claro que en el artículo 53 del anteproyecto dice: “Ninguna institución, organización u institución de convenio ajena a las Escuelas Superiores de Formación de Maestros, podrá ofertar y desarrollar programas académicos de formación de maestros”. Esta afirmación echa por tierra todas las afirmaciones falaces y lunáticas en que la profesión docente se convertirá en profesión libre. La afirmación es prístina y diáfana, que ninguna institución universitaria u otra podrá formar docentes, por lo tanto nadie que no sea egresado de una Escuela Superior de Formación Docente podrá ingresar en el escalafón del magisterio y el maestro continuará gozando de inamovilidad funcionaria, por lo tanto, para nada se busca o pretende convertir la profesión docente en profesión libre, porque se halla amparada por la Constitución Política del Estado vigente en su Art. 96, Inc. III.
(*) Licenciado, ex docente de la Normal
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