Por lo menos eso es lo que explican los políticos latinoamericanos, incluyendo hasta algunos muy próximos al proceso bolivariano que inició Hugo Chávez desde Venezuela y que lo llevó a un triunfo hace poco más de cinco meses en su país y que no pudo consolidarse en una nueva gestión del carismático militar que después de ser protagonista de un golpe militar, pasó a las filas de la democracia asegurando el poder de mando por varias gestiones, una última que fue frustrada por una enfermedad terminal.
En Venezuela se explica que el proceso electoral tal como se lo plantea con apenas 12 días de campaña, tiempo que ni siquiera se da para correr en segunda vuelta por efecto de cercanía porcentual en algunos resultados de las urnas, el caso es realmente insólito y se insiste en que él mismo está inscrito en la Constitución de Venezuela y por eso se realizará la meteórica campaña entre dos candidatos de marcada y definida tendencia, uno en el oficialismo y heredero de la línea “liberadora y socialista” que propugnó en vida el presidente Chávez, el opositor que en la última elección estuvo muy próximo al resultado del ganador, aunque no alcanzó el suficiente porcentaje para obligar a una segunda vuelta que de todos modos se da aunque en condiciones de total desigualdad por la secuela de hechos dramáticos que se produjeron con el fallecimiento del líder.
Los analistas señalan algunas opciones que pese al corto tiempo y la diferencia en la campaña de los dos contendientes, uno con el aparato estatal en las manos, más el efecto de duelo que ha quedado entre parte de los venezolanos y que avanza con mayor facilidad, mientras que el emprendimiento del candidato opositor juega las cartas más estratégicas, pretendiendo dar vuelta a sentimientos encontrados mostrando más bien la realidad que se vive en Venezuela donde se muestra que no todo es bonanza y seguridad.
Justamente para el candidato del chavismo la campaña se hace más densa, pues está obligado a responder los discursos de confrontación a que ingresó con un cambio de estrategia el candidato de la oposición, utilizando una serie de argumentos documentados, que muestran algunos de los grandes y pequeños problemas de la Venezuela productiva, pero al mismo tiempo con una economía contrastada que muestra extremos de miseria e injusticia.
Lo cierto es que por efecto del extraño cronograma electoral, posiblemente el más corto de los que se tenga memoria en la historia de los países latinos, dos candidatos corren contra el reloj y lo hacen con algunas diferencias propias de los esquemas en que un candidato es oficialista y se apoya en tal esquema, mientras el otro debe extremar recursos para contrarrestar ese desequilibrio del manejo mediático y de otras condiciones no reguladas por ningún órgano electoral, lo que define claramente sólo nueve días (2 al 11 abril) para una campaña electoral en la que debe elegirse al nuevo mandatario de Venezuela.
Los candidatos Nicolás Maduro, actual Presidente por encargo en Venezuela, de 50 años, exsindicalista y exconductor de ómnibus y Henrique Capriles de 40 años candidato de la oposición y actual Gobernador de Miranda, es abogado, ambos han decidido jugarse el todo por el todo en un cortísimo proceso que está a la vista de todo el mundo, pero de manera muy especial en la región en la que se juegan intereses estratégicos que tienen que ver con los procesos de integración y solidaridad que propugnó el Libertador de cinco naciones, Simón Bolívar.
Fuente: LA PATRIA
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