Son muy diferentes las condiciones de quienes viven con salarios de “lujo” y quienes apenas sobreviven con un salario mínimo y vital, es totalmente incongruente la posición planteada cada año en los primeros meses con una oferta de incremento salarial del gobierno en un porcentaje que debe acomodarse dizque a las condiciones de la inflación y que además se relacione con el Producto Interno Bruto (PIB) vigente, en tanto que el organismo sindical de los trabajadores del país plantea siempre un incremento salarial que se relacione de manera directa con el costo real de la canasta familiar.
Partiendo de tales opciones, el asunto sale del control de los asalariados y queda en manos de autoridades gubernamentales y dirigentes sindicales, lo que significa que por ninguno de esos lados se alcanzará el objetivo de tener un salario de dignidad que satisfaga mínimamente las más premiosas necesidades y aquellas otras que permiten a las familias vivir decorosamente.
Duele a muchísima gente saber que los recursos del Estado, que en realidad es dinero del pueblo como son las riquezas naturales en toda su gama natural y que producen dividendos con su explotación para beneficiar proporcionalmente a los ciudadanos, se distorsionen con una serie de gastos indebidos, insulsos, en los altos niveles de la administración pública, donde los salarios están por las nubes y aún así los beneficiarios exigen incrementos desmedidos y sin propuestas prácticas de mejores servicios para la comunidad.
Lo que la ciudadanía observa cotidianamente es una lamentable pérdida de tiempo de quienes fungen en los altos cargos de magistrados, parlamentarios, asambleístas departamentales, concejales munícipes y una variedad de funcionarios de la administración pública donde el sueldo más bajo es cinco veces o más del mínimo vigente y que sobrepasa el fijado inclusive en el tope de relación con el salario más alto que sería el presidencial.
La escala salarial está liquidada en su relación de costo beneficio, mientras la canasta familiar tiene un costo particularmente alto, el salario mínimo vital no alcanza a cubrir esa exigencia que se plantea a las amas de casa primero y a los jefes de familia luego, cuando lo que se gana alcanza para comprar apenas un 50% del contenido de la canasta, sin tomar en cuenta los gastos también obligados por servicios, como agua, luz, teléfono y los ineludibles de ropa, la educación de los hijos, transporte público y la salud de la familia.
¿Qué está sucediendo en la intimidad de los hogares con limitaciones salariales? Realmente hay un proceso dramático, pues la única alternativa de sostenibilidad es que se reduzcan los cupos de alimentación, obligando a los miembros de la familia a trabajar (todos) para poder enfrentar los gastos de subsistencia, mientras que muy cómodos trabajadores del Estado perciben salarios con sello de favoritismo, aunque el rendimiento laboral sea mínimo.
En los últimos días, el Presidente del Estado Plurinacional ha planteado una sugerencia a la COB, en materia de incrementos salariales, señalando que debería aplicarse una escala “inversamente proporcional”, lo que significa que el incremento porcentual será mayor para compensar los bajos salarios y se disminuirá en los sueldos millonarios, diríamos aquellos que se pagan en la administración pública y que muy bien podrían ser “congelados”, por lo menos en ciertos niveles, donde no se justifican aumentos de ningún porcentaje.
Sólo de ese modo podrá equilibrarse de algún modo la economía familiar.
Fuente: LA PATRIA
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