Este 8 de abril, la Iglesia Católica litúrgicamente celebrará la solemnidad de la Encarnación del Señor, trasladada del 25 de marzo, que este año cayó dentro de la Semana Santa, y asimismo el Día del Niño por Nacer. En la Diócesis de Oruro, el domingo 7 de abril a hs. 07:00 a.m., el Obispo diocesano presidirá la celebración de la Santa Misa que será transmitida por televisión a nivel nacional.
Recientemente una fervorosa apóstol de la Cultura de la Vida de Cochabamba me ha enviado un correo electrónico que contiene la descripción del llamado “Rosario de los no nacidos”, mismo que no se trata solamente de recitar el Santo Rosario “la oración predilecta de María Santísima”, sino que el instrumento con el que se lo reza, es decir la camándula, en este caso denario (de diez cuentas), es realmente muy significativa. El objetivo de rezarlo es la reparación por el pecado del aborto y combatir la guerra en el vientre materno, guerra que hoy en día se decreta en muchos países con leyes anti vida.
Las cuentas en las que se reza el Padrenuestro son cruces de color rojo, en una unión de gotas de sangre, mientras que las cuentas en las que se reza el Ave Naría son lágrimas con bebés no nacidos dentro de ellas, ya que “el Cielo llora por el precio de este gran pecado”.
El vientre de la madre -lo recuerda frecuentemente Monseñor Cristóbal Bialasik, Obispo de Oruro- “que antes se constituía en el lugar más seguro para el bebé, hoy se ha convertido en el menos seguro”. El vientre de la madre es el primer hogar de cada concebido, en él nos desarrollamos hasta que se completa el tiempo de gestación, pero hoy en día, nuestra sociedad enferma con sus leyes inicuas “permite matar niños como moscas”, por eso, el aborto es la peor guerra y el holocausto más grande de todos los tiempos.
Al cumplirse 40 años del tristemente célebre fallo de la Corte Suprema, que abrió las puertas al aborto en ese país, “trágica decisión que ha costado la vida de más de 55 millones de niños y que ha destrozado la vida de sus padres”, los obispos de Estados Unidos llevan adelante un programa pastoral que se verificará durante todo el 2013 que insiste especialmente en la oración, el ayuno, la abstinencia, el rezo del Santo Rosario y en Horas Santas con exposición del Santísimo Sacramento, entre otras iniciativas.
Una mujer no se atrevería ordinariamente a empuñar un cuchillo de cocina para herir a una criatura y provocarle la muerte a sabiendas. ¿Por qué entonces, jovencitas que se espantan de pisar una cucaracha o de golpear a un ratón se atreven a matar a un ser viviente que tienen en su seno y que es hijo de su propia sangre? Es la corrupción moral que se desata agitada por lobbies interesados en promover la Cultura de la muerte y el anticatolicismo, mismos que los financian, y que buscan no otra cosa que lograr que las mujeres bolivianas pierdan lo más hermoso que pueda existir en una mujer: el sentido de la maternidad, lo que significa que la especie humana va degenerando hasta llegar a un animal inferior, a la conducta de las bestias más temibles.
Algo que jamás podré olvidar es que hace algunos años mi hermana sufrió el fallecimiento de su bebé en vientre. Se solicitó a la clínica la entrega de la niña muerta para darle cristiana sepultura. La ginecóloga que las atendió, trajo a la bebé en una bolsa plástica expresando: “Aquí está el producto”.
Suecia, considerada más inmoral o amoral que nosotros, hace algunos años nos dio una lección: La Asociación de ginecólogos suecos afirmó que “se les debe llamar niños”. ¿Y cuál es la diferencia en esta denominación? Una muy grande: cuando una madre acude a un especialista a solicitar el aborto, puede creer que se trata solamente de un trozo de carne enferma si se le llama embrión, feto o “producto”. Pero si el médico le manifiesta que lo que pretende eliminar es su niño, su hijo o su bebé cambian las condiciones de la madre. Lo que declararon los médicos suecos es que toda mujer sepa la gravedad de un aborto que es sencillamente un asesinato.
Una lección para Bolivia que no va a la zaga de ninguna nación en el número de abortos. La permisividad que dan las autoridades a las diversiones de los jóvenes, a las farmacias en la venta de preservativos, píldoras abortivas y otros, nos ofrece frecuentemente la tremenda noticia de que en algún basural ha sido hallado el cadáver de un niño aún no maduro arrancado violentamente del seno de su madre.
El aborto es un pecado grave también para quienes lo inducen o sacan provecho material, y que mienten o callan sobre las bien conocidas consecuencias negativas, físicas, mentales y espirituales, que caerán sobre las madres.
El aborto es un pecado que clama al Cielo. De Dios nadie se burla.
(*) Director Nacional Pioneros de Abstinencia Total
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