El grano de oro, que fue alimento de los dioses andinos y cuyo valor proteínico era parte de la fuerza de una raza valerosa, despertó la curiosidad de investigadores que no podían creer en el valor de los componentes nutricionales que contiene un grano, cultivado en las alturas de un país perdido en la inmensidad del mundo, que no hace mucho empieza a cobrar importancia a nivel mundial por sus características alimenticias que inclusive interesó a los astronautas para cubrir su dieta en el espacio.
Se trata de la quinua que tomó carta de ciudadanía y en la actualidad su requerimiento es de “alta necesidad” en Europa, como en Estados Unidos, en países de Asia y naciones de Latinoamérica donde sube el consumo y aumenta la demanda, sin que pueda ser satisfecha esa expectativa para cubrirla con la quinua original.
El sentido mediático internacional y el que funciona en Estados Unidos, señala que la demanda de la quinua boliviana en el país del Norte aumenta inusitadamente por su alta capacidad nutritiva, imposible de encontrar en ningún otro cereal parecido. Se trata de una exigencia a los productores “quinueros” del altiplano boliviano y de manera particular a los de Oruro, el Departamento donde se produce la quinua original de mayor calidad nutricional, para que mejoren los volúmenes de exportación ya que el grano de oro se ha convertido en un alimento energético de alto consumo.
A raíz de esas exigencias y otras que se plantean desde diferentes mercados se produce un fenómeno de doble efecto, por una parte el crecimiento de la demanda y paralelamente un incremento en el precio del producto, pero con una gran preocupación en los centros de producción, donde con evidencia patética tal parece que de momento no es posible elevar los volúmenes de producción.
Frente a esa realidad se hace necesaria una política expresa para mejorar los cultivos del grano de oro, tomando en cuenta que en los planes gubernamentales y en el año presente nominado y calificado como el Año Internacional de la Quinua, se ha dispuesto un financiamiento especial que debe favorecer de manera directa a los productores antes que a los rescatadores del producto y a los que intermedian su comercialización.
Por otra parte se conoce la predisposición de empresarios privados especialmente de EE. UU. interesados en realizar inversiones que estén dirigidas a incrementar los cultivos de modo que aumente la producción y se pueda alimentar otras alternativas para seguir mejorando la calidad del producto y su industrialización, como ya sucede de manera especial en algunos de los centros externos, en el mismo EE.UU., también en Francia y Holanda.
Verdaderamente en el “Año de la Quinua” mejorará sustancialmente la demanda del cereal en muchas latitudes del mundo, lo que nos obliga en Bolivia a incentivar los cultivos y de manera especial en Oruro donde se cosecha el mejor “grano de oro”, como reconocen los expertos en el manejo de quinua orgánica, cuando afirman que “el producto boliviano difícilmente podrá ser imitado”, pese a los esfuerzos que se hace para cultivar quinua en otras latitudes, pero comprobadamente sin lograr la riqueza de minerales, vitaminas, proteínas, aminoácidos e inclusive el sabor peculiar de la quinua orureña.
Es un momento especial para exigir mejores condiciones para el trabajo de los productores de la quinua real en nuestro distrito.
Fuente: LA PATRIA
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