Jueves 28 de marzo de 2013
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La marginalidad y la deserción escolares, son dos lastres de la educación boliviana, que siempre han existido desde que apareció la educación escolarizada; por ejemplo en el campo, los contenidos curriculares y el calendario escolar no respetan los ciclos productivos, como la siembra, cosecha, etc. porque el hombre del campo considera, que el hijo tiene que participar en estas actividades productivas, y la escuela la significa una pérdida de tiempo.
Con relación a la deserción escolar, tiene mucho que ver con el atraso y la miseria imperantes en el país, inmensos sectores de marginados, campesinos, indígenas, trabajadores con miserables salarios, desocupados, sin fuentes de trabajo, etc., se ven obligados a incorporar a sus hijos al proceso productivo desde temprana edad, porque materialmente ya no pueden mantenerlos en las escuelas, y muchos de ellos asisten a las escuelas o educación nocturna, niños y jóvenes que están obligados a trabajar en el día para asegurar el pan del día.
Por tanto, debemos concluir que la marginalidad y la deserción escolares, obedecen a factores, objetivos y materiales que no dependen de las malas o buenas intensiones de los gobernantes y de los maestros.