Miercoles 27 de marzo de 2013
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La crisis de la agricultura, así pues, tiene dos dimensiones: una ecológica y una socioeconómica; ambas interrelacionadas y procedentes de las condiciones históricas de la agricultura orureña, así como de la penetración del capital, hecho que ha servido para profundizar la crisis e impedir cambios fundamentales. Cualquier paradigma alternativo que ofrezcan posibilidades de sacar a la agricultura de la crisis en que se encuentra debe atacar las fuerzas ecológicas, sociales y económicas. Cualquier ejercicio que se concentre solamente en paliar los impactos ambientales, por ejemplo, sin ocuparse, ya sea de la difícil realidad social que enfrentan los agricultores o las fuerzas económicas que perpetúan la crisis, está condenado al fracaso. Esto es precisamente nuestra preocupación cuando hablamos de agricultura sustentable.
El concepto de agricultura sustentable es una respuesta relativamente reciente a la disminución en la calidad de los recursos naturales o de la base productiva de la agricultura moderna. La cuestión de la producción agrícola ha pasado de ser puramente técnica, a convertirse en una cuestión más compleja que se caracteriza por tener dimensiones sociales, políticas y económicas. El concepto de sustentabilidad ha sido, sin embargo, controversial y difuso, en vista de los intereses en conflicto y de las diversas definiciones e interpretaciones de su significado; éste concepto ha generado mucha discusión, así como múltiples propuestas para lograr ajustes importantes en la agricultura convencional, de modo que sea más viable a nivel ambiental, social y económico. El enfoque principal ha sido la sustitución por insumos menos nocivos de aquellos productos agroquímicos que han resultado responsables de muchos de los problemas asociados con la agricultura convencional.