Ayer se presentó en mi Quiosco Plurinacional “La Macacha” un ciudadano de aspecto normal para preguntarme si podría colocar en el frontis de mi negocio un aviso anunciando la desaparición de un niño que abandonó su domicilio a mediados del mes de Diciembre y desde entonces no se sabe nada de él. Tratando de colaborarle le dije que no existía ningún inconveniente por tratarse de una obra humanitaria.
Sin embargo, al ver en la parte superior del aviso a un niño regordete y con la sombra de un bigote reciñen afeitado, pregunté al buen hombre si había denunciado el caso en las oficinas policiales correspondientes y especialmente en la sección “Personas Desaparecidas”, obteniendo la siguiente respuesta: “Todas las fuerzas policiales distribuidas en el territorio nacional le han buscado afanosamente y hasta el mismo Presidente de la República ordenó que no le perdieran rastro después de las elecciones”.
Como el caso me pareció extraño le sugerí que acudiera al Ministerio de Gobierno, diciéndole con fuerza y convencimiento: “Allí conocerá usted al Ministro el señor Rada y a sus principales colaboradores y a los policías especializados en ‘Inteligencia’ pues ellos saben todo lo que ocurre en el país y ni las hojas de los árboles se mueven sin su conocimiento”.
El ciudadano sonrío ante mis apreciaciones y me contestó: “Con todo respeto, señor Paulino Huanca, váyase al carajo, mientras yo coloco este aviso del ‘niño desaparecido’ en el frontis de su Quiosco Plurinacional y Folklórico ‘La Macacha’”.
Recién entonces fijé mi vista en el anuncio de marras y vi que la fotografía del desaparecido no era otra que la del mismísimo Manfred Reyes Villa, ex Prefecto de Cochabamba y ex Candidato a la Presidencia de la República, ahora emplazado por autoridades judiciales a responder por cargos en su contra en una media docena de juicios que han sido instaurados contra él.
Quise ponerme a cantar en mi Quiosco Plurinacional y Folklórico esos versos que dicen: “Todos quieren cortar leña de un árbol que está caído, apuesto que no lo harían de un árbol que está florido…” pero preferí decir a mi visitante: “Yo creo que usted debería colocar su aviso en las puertas del Infierno y yo podría recomendarle a Don Satanás que lo ayudara”. Extrañado mi nuevo cliente me preguntó el por qué de mi extraño consejo, respondiéndole: “No olvide, querido amigo, que las autoridades policiales prometieron encontrar a Manfred aunque éste se escondiera en el Infierno”. Lo único cierto es que el niño “se ha pirdíu”, aunque algunos sostienen que se encuentra en Estados Unidos, mientras que otros se aferran a su creencia de que sigue oculto en nuestro territorio.
La colocación del aviso en mi quiosco Plurinacional tal vez pueda ayudarnos a resolver este caso enigmático. Y por último, les cuento que el señor que le busca afanosamente es el sastre del ex prefecto de Cochabamba y ex Candidato a la Presidencia de la República.
PAULOVICH
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