Oruro está de pié y no hay político ambicioso que lo derrote, pretendiendo cambiar no solo el nombre de su aeropuerto, sino también su propia identidad.
El querido terruño donde nacimos se llama y se llamará por siempre más allá de la eternidad: ORURO, a quien se respeta porque hoy no permitiremos que se agravie la imagen quirquincha, hasta de la propia Virgen del Socavón, patrona de los mineros.
Aquel diputado oficialista que reniega el haber nacido en Oruro, no hace otra cosa que desconocer su origen, como aquel hijo que rechaza a su progenitor.
Amable coterráneo, el presente artículo quise comenzarlo con ese preámbulo, para ver hasta dónde es capaz el servilismo político para endiosar a quien está sentado en la silla presidencial.
Qué oportuna la ocasión para repetir las palabras del Santo Padre Francisco cuando dice: “Dios jamás se cansa de perdonar a los hombres”, expresión que ojalá llegue a los sentimientos más profundos del parlamentario masista, para que recapacite y no siga defenestrando a Oruro.
Quienes nacimos, vivimos y trabajamos en esta ínclita ciudad y sus provincias, siempre le estaremos agradecidos, dispuestos a seguir luchando contra autoridad y asambleístas que causan malestar en la población, desconociendo y alterando su propia historia.
Estos malos funcionarios se olvidaron de trabajar por Oruro al hacer prevalecer sus apetitos personales y políticos no escuchando el clamor popular que demanda el respeto a don Juan Mendoza.
No quieren entender que borrar el nombre de tan preclaro nombre del aeródromo de la zona Este fue un acto de adulación, pensando que con ello lograrán mayores favores de don Evo Morales Ayma.
Frente a esa postura innoble, haciéndome eco de lo manifestado por muchos orureños, pido entonar a voz en cuello una estrofa de la canción que interpreta el grupo Canto Latino, enfatizando que a este valeroso departamento lo queremos tanto, llevándolo muy dentro del corazón, gritando “VIVA ORURO DEL ALMA”.
Los mal llamados asambleístas deben reconocer haber cometido un craso error, producto de su ignorancia, mucho más si las provincias de Oruro nunca presentaron propuestas sobre el cambio de nombre al aeropuerto.
A ello se suma lo dicho por el Presidente de la Nación, al sostener que tratan de dañar su imagen.
Con todo lo anterior quedamos en la conclusión de que esa Ley 045 es un instrumento ilegal que no merece ser tratado en el Tribunal Constitucional.
Entonces, nuestra lucha sigue latente y no hay miedo a las amenazas, amedrentamientos o morir en manos de los simples “llunk’us”.
No permitiremos que se continúe ofendiendo a Oruro y a sus héroes, recordándole al Primer Mandatario, Evo Morales Ayma, al señor Valerio Chambi, al Gobernador Santos Tito, a los masistas y al pueblo boliviano en su conjunto, que los orureños no pecamos de tontos, al que fácilmente se le puede hacer la burla, porque Oruro, señores, es más grande que cualquier posición lambiscona. “Viva Oruro del alma”. “Viva la República de Bolivia”.
(*) Es periodista
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