Frente a la solución que propone el Primer Mandatario, orureño de nacimiento, natural de Orinoca y se supone respetuoso de los derechos de ésta tierra, lo que no está haciendo es precisamente buscar un arreglo entre orureños que evite mayores perjuicios, que Dios quiera no derive en hechos de violencia y su secuela de daños y más bien alcance un acuerdo hermanado que muestre el respeto que merece Oruro.
La tozudez política de un reducido grupo de asambleístas está dañando la imagen del Presidente, pues se muestra una actitud de soberbia que no puede mantenerse ante el error cometido por quienes buscan réditos partidarios y quién sabe una prolongación de su negativa representación colectiva, la misma que también disminuirá ostensiblemente en otro periodo electoral.
Por lo que hemos escuchado los orureños, es que en ningún momento el Presidente Evo Morales hubiese planteado y menos sugerido que el aeropuerto de Oruro lleve su nombre, consiguientemente el craso error es de asambleístas zalameros, que buscando elogios y favores se lanzaron a la irresponsable tarea de vulnerar la historia orureña, emitiendo una ley departamental que ahora tendrá que ser anulada por su incoherente motivación que está conduciendo a un peligroso enfrentamiento entre orureños.
Pero la soberbia va más allá cuando creen que las obras públicas realizadas en una gestión deben llevar el sello del protagonista de turno, como sucedió con inusitada frecuencia en los periodos de dictaduras, en las que se aprovechó de nominar calles, plazas, edificios y otros con el nombre de los dictadores que en un momento de la historia fungían como presidentes. Y lo grave es que en muchos casos esas nominaciones persisten como afrenta al orgullo nacional.
Algunos tozudos emisarios se han permitido calificar a los orureños como “malagradecidos” al supuesto favor que se hizo a Oruro al ampliar su aeropuerto, cuando en realidad de lo que se trata es de escuchar al pueblo y gobernar en consecuencia como lo remarca Evo Presidente, por tanto muchas de sus obras no pueden terminar rotuladas con su nombre, además de que se trata de una importante inversión, evidentemente, pero con el dinero del pueblo y cuyo destino tiene que ser necesariamente de beneficio común, como en el caso del modernizado aeropuerto Juan Mendoza de Oruro.
Quienes están torciendo las responsabilidades inherentes a su representación, sea la de asambleístas o la de parlamentarios, merecen una sanción, pues están distrayendo los recursos del pueblo en acciones de abierta adulación política, que no es ni debe ser parte de su trabajo y menos de una maligna posición que de persistir puede convertir la situación en un campo de batalla con la confrontación lamentable entre orureños.
Es más de un mes que persiste el problema, son muchos días de perjuicio en las actividades de la ciudad, es vergonzosa la posición de quienes pisotean la historia de Oruro y muestran claramente sus bochornosas posiciones que no condicen con los intereses regionales. A los malos funcionarios más tarde o más temprano les llegará el turno de rendir cuentas y en Oruro tenemos el derecho de exigir el máximo respeto a nuestra historia y nuestros héroes.
Es necesaria, urgente, obligatoria una muestra de desprendimiento del Primer Mandatario, recogiendo el eco de su propia propuesta, que convoca a una solución del problema entre orureños, el es el Primer orureño del país.
Fuente: LA PATRIA
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