Otro hubiera querido sea el motivo por el que me dirija a ustedes, empero una situación coyuntural hace imperioso expresarles las siguientes palabras:
El conflicto por el nombre del Aeropuerto Internacional de Oruro, en cuya construcción tuvo a bien trabajar quien a ustedes se dirije, ha tomado el cuerpo de un asunto que está perjudicando a la ciudad de Oruro y por ende al país todo. Días lleva ya este insidioso problema, y ustedes deben conocer que esta ciudad ha soportado ya un “paro cívico” de 48 horas y el día 14 de marzo del año en curso otro, ya de 72 horas. Esto significa un perjuicio inconmensurable para la realización normal de las actividades en la vida nacional, además de los perjuicios en el orden monetario y comercial, que este tipo de conflictos infieren a la ciudad, y por ende al país todo.
HH. Representantes, haceos dignos de la augusta Institución a la que pertenecéis, haceos dignos de esos HH. Representantes de la Nación que la han construido, estáis en el Parlamento de Olañeta, de Serrano, de Urcullo, de Dalence (José María), de Linares, de Frías, de Adolfo Ballivián, de José María Camacho, de Tamayo. Estáis, pues, en un recinto magno que merece si no su comprensión, por lo menos su respeto.
No podéis, HH. Representantes, no podéis quedaros quietos ante este conflicto si bien no de origen superior, empero nocivo para la Nación. ¿Qué podéis hacer? Todo. En vuestras manos está neutralizar la querella. Sabeos algo: La Constitución que nos rige, en su artículo 298, parágrafo I, competencias privativas del nivel central del Estado, numeral 14, dice como una de estas competencias:
“14. Control del espacio y tránsito aéreo, en todo el territorio nacional. Construcción, mantenimiento y administración de aeropuertos internacionales y de tráfico interdepartamental”.
Ahí está, en el preinserto numeral, el solo artículo que dirime la fútil querella que nos vemos obligados a presenciar. Competencia del nivel central del Estado es, y por ende de ustedes si hemos de observar la Constitución, lo referente a los aeropuertos internacionales del país; además, HH. Representantes, el parágrafo II numeral 32 del antedicho artículo determina como atribución exclusiva de ese mismo nivel central, el “transporte terrestre, aéreo, fluvial y otros cuando alcance a más (cic) de un departamento”. Nuestra Constitución, a la cual combatí antes de su aprobación, y a la cual respeto a pie juntillas hoy, no da atribución alguna ni a los niveles de gobiernos “autónomos” o sea al Gobierno Autónomo Departamental de Oruro ni a la “Asamblea Legislativa Departamental de Oruro”, no da atribución alguna para decidir del nombre que ha de llevar el “Aeropuerto Internacional de Oruro”, desde que da atribución privativa, intransferible al nivel central, o sea a ustedes, de lo referente a la “construcción” y “administración” de este tipo de aeropuertos. No sabemos, HH. Representantes, con qué fundamento la “Asamblea Legislativa Departamental de Oruro” ha dado en la arbitrariedad de bautizar a nuestro querido aeropuerto.
Debo traer a vuestra memoria, pues imperioso es en este desagradable trance, la Ley de 7 de octubre de 1941, vigente hoy, que, a la letra, dice en su artículo 5º:
“Queda absolutamente prohibido denominar provincias, poblaciones, colonias, escuelas, puertos, caminos, puentes, estaciones ferrocarrileras, plazas, avenidas, calles y establecimientos o lugares públicos de cualquiera clase que sean dependientes del Estado o de las Municipalidades, con nombres de personas vivas, por muy eminentes que fuesen sus servicios prestados al país o a alguna localidad”.
HH. Representantes, cumplid y haced cumplir las Leyes de la República, es vuestro deber, es vuestra obligación. Si no, no podrías exigir respeto alguno a la Ley que vuestra H. Representación sancione o promulgue hoy. No tendríais legitimidad para hacerlo.Me dirijo a la fundamental Institución a la cual vosotros, HH. Senadores y Diputados os dignáis en representar, porque a vuestra señoría corresponde velar por todo lo referente a la Constitución, a las Leyes de la República y en este caso, HH. representantes, éstas no están en su majestad, como corresponde. Desde la erección de nuestra República, a vuestra H. Representación correspondió velar por este sacro cometido.
Demás está decir que jamás creí ni creo en eso de “leyes” departamentales ni municipales en nuestro país. Una Ley es algo digno de todo un proceso, de toda una disciplina. En la Nación, así lo creo, no corresponde ese “sistema” de la dicha “ley departamental” o “municipal”, desde que somos, comprendedlo, somos una República.
Señalá la irreverencia que en este asunto, si bien es cierto nos parece trivial, empero señala la irreverencia, os decía, HH. Representantes, que se perpreta en contra de la Magna Carta y de la Ley que ha sido emanada por igual Representación Nacional de tiempo pretérito, no por ello menos majestuosa, pues sabedlo, de tiempo pretérito es también Bolivia.
En vuestra recta potestad está, H. Representantes, anular esa pingüe (permitidme la expresión) “ley departamental” que osa pasar por entre los despojos de la Constitución y de la Ley. Sólo bastaría, para que la Asamblea Departamental de Oruro deje sin efecto la pretendida ley que rebautiza el “Aeropuerto Internacional de Oruro”, solo bastaría, HH. Representantes Nacionales, que os dignéis en pronunciaros sobre el inaudito suceso. Así debería ser en todo país digno y de institucionalidad política respetable. Empero, aún cuando la Asamblea Departamental osare no hacerlo, vosotros podéis, HH. Representantes, sancionar y promulgar una Ley que neutraliza la incorrecta medida.
Reconoce quien a vuestra señoría se dirige, HH. Senadores y Diputados, el atrevimiento del Presidente Morales Ayma al consentir en la edificación del Aeropuerto Internacional de Oruro, no obstante las dificultades que a ese efecto se presentan en el caso de esta ciudad. Empero primero está la Constitución, primero está la Ley; ese es nuestro deber, y el deber es primero, como enseñaba Sucre; no os apasionéis por los hombres, por las ideas sí, sentid pasión, y por ellas luchad, como enseñaba Arguedas.
Insidioso es este conflicto, empero no podemos inhibirnos de él, desde que afecta a la realidad nacional, la afecta de manera negativa.
Cumplid con vuestro deber, HH. Representantes Nacionales. Haceos dignos de la sagrada Institución a la cual os dignáis en pertenecer. Haceos dignos de vuestra H. Representación Nacional.
(*) Ciudadano boliviano en ejercicio
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