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Domingo 17 de marzo de 2013

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Revista Dominical

Los déspotas del Caribe

17 mar 2013

Fuente: LA PATRIA

Por : Vicente González Aramayo Zuleta

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“La adulación es moneda falsa, pero no circularía si no fuera por la vanidad” (La Rochefoucauld)

Por varias décadas, en la segunda mitad del siglo XX descollaron gobernantes déspotas en varios infortunados países, donde se oyó el crujir de dientes de la gente atormentada por esos tiranos. Esos países fueron Nicaragua, Haití, República Dominicana, Venezuela y Cuba. Los primeros cuatro señalados comenzaron a atemorizarse, perder la paciencia y tranquilidad cuando el Comandante Fidel Castro entró a Cuba y le sentó el juicio al primero de estos desaforados y criminales, éste fue Fulgencio Batista. Ostentaba grado militar de general, pero con gran apoyo e influencia estadounidense, y la propia milicia, se apoderó de los recursos de Cuba. Teniendo las riendas del poder en sus manos dominaba apoyado por la mimada fuerza militar y siempre el padrinazgo de los Estados Unidos de América del Norte.

Permitió el ingreso de la mafia, era el cuartel de los gansters, de el “Padrino”, con todos los privilegios. Los hoteles como el Melia Coiba, Nacional, Riviera, Hilton y otros de cinco estrellas, se hallaban siempre llenos de gringos abusivos que largaban dinero a diestra y siniestra para atraer a las mujeres y prostituir a muchas de ellas. El guajiro, o campesino cubano debía contentarse con su rancho rural y un plato de frijoles con arroz diarios, mientras en la Habana, aquellos privilegiados en esos hoteles, entre vapores y aroma de cigarros habanos, champagne, caviar de Irán, langosta termidor, y hermosas rubias y morochas, gozaban de la vida que parecía de nunca acabarse, como si se trataría de un prostíbulo. Pero como rezaba su copla: “Acabó la diversión/ llegó el Comandante/ …y mandó a parar”.

Sucede que cuando se establece un monolítico poder dictatorial, la gente madura gran resentimiento y de ahí surge algún líder, con ideales revolucionarios. Aquí fue Fidel Castro, su hermano Raúl, Juan Almeida, Ernesto Guevara, Camilo Cienfuegos y otros, que decididamente abrieron la brecha contra Batista. Después del intento de la toma del Cuartel Moncada, se extrañaron a México. Desde allí comenzaron la revolución desembarcando con el yate de nombre “Granma” y, posicionados en la Sierra Maestra enfrentaron con el sistema de guerrilla al ejército de Batista, que actuaba a todo gasto, con ayuda exterior y sin problema de orden logístico. Interiormente también hubo intentos de tomar el poder, incluso de asesinar a Batista. Uno de estos intentos fue el ataque a Radio Reloj. Fracasó, y allí murieron varios estudiantes y civiles, como Echavarría, los hermanos Aimeijeiras, el legislador Pelayo Cuervo y el político Menelao Mora. Fulgencio Batista, no pudiendo soportar el embate del pueblo y cuando ni el ejército bien pertrechado servía para nada, y el 1 de enero de 1959, él y sus adictos, agarrando su trasero tuvieron que huir, conjuntamente con un grupo de adictos y sus propios huéspedes de la mafia.

El primer déspota en temblar atizado por su faceta de cobarde que tienen todos estos tiranos por la Revolución Cubana fue el general Rafael Leónidas Trujillo, que se había hecho dueño de la República Dominicana. Éste es uno de tres países pequeños que se sitúan en la región caribeña del Golfo de México; ellos son: Cuba, Haití y la República Dominicana (que estos dos últimos comparten la isla), y Puerto Rico, estado político de los Estados Unidos, que es según la Constitución de esta potencia, Estado libre y asociado, aplicado como sofisma… una especie de argucia diplomática que le permitió apoderase de la isla como compensación de la ayuda que le prestó para independizarse de España. Sin embargo no parece ser ni libre ni asociado, sino una semicolonia.

Rafael Leónidas Trujillo Molina tomó el poder por transferencia de su hermano desde 1930 hasta 1938; luego gobernó desde l942 hasta l945, pero le gustó el poder y lo tomó ya como dictador aparentemente inamovible. Fue el peor de déspotas criminales del Caribe. Sus arbitrariedades, maldades y asesinatos son comparables a las crueldades históricas de los pueblos antiguos y medievales, cuando se disponía de la vida de los esclavos. Tenía espías y matones a sueldo en todos los rincones; hasta en los cargos públicos, había un gran cuerpo de alcahuetes bien pagados, cualquier cargo público debía ser con la condición de apoyo al tirano. Creía ver en todos los lugares conspiradores, entonces desataba una feroz cacería, los sometía a prisión y torturas; pocos salían de esas cloacas inmundas, el falderillo más timorato era nada menos que un gran abogado, el Dr. Joaquín Balaguer, que daba fe a todos los actos del dictador.

El hijo de Trujillo, Ramfis, vivía cómodamente en París, donde, conjuntamente con su amigo Porfirio Rubirosa, al que Leónidas le dio un cargo diplomático, derrochaban el dinero del pueblo, como dos playboys. Trujillo fue conocido por su alias: “Chivo”. Los alcahuetes le cambiaron el nombre a la capital. Su nombre era Santo Domingo desde su fundación, siglos atrás, y le pusieron “Ciudad Trujillo”. La gente dominicana sumisa, soportaba la tiranía del general Trujillo. Las mujeres bonitas no debían mostrarse, como aconteció con las tres hermanas Mirabal. Conociendo Trujillo la existencia de la más bonita de ellas, la invitó a una fiesta. Allí quiso propasarse, como hacía con todas a las que seducía, cuando le pellizcó la nalga al bailar, halló la horma de su zapato, la Mirabal le asestó una bofetada… ¡pero qué sacrilegio para los dominicanos allí presentes, y para la gente de toda la ciudad!... cómo se había atrevido… estaba perdida… otros admiraban su valor, en tanto que algunos la compadecían. Así fue en efecto: Trujillo arrasó con la familia bajo el pretexto de que conspiraba contra su gobierno y… a las tres hermanas las hizo asesinar, sin ninguna piedad, a palos, en un lugar descampado. Trujillo fue asesinado a en l96l, cinco meses después. El Premio Nobel Vargas Llosa tiene una novela sobre este tirano: “La fiesta del Chivo” y hay una película sobre el asesinato de las hermanas Mirabal: “Las Mariposas”.

Anastacio Somoza era el otro déspota del Caribe. El país al cual sometió con su poder es Nicaragua, nación que soportó también lo más inicuo de la tiranía, sus persecuciones eran por los mismos motivos, e iguales que las de Trujillo. Anastacio Somoza padre, cuyo alias era conocido como “Tacho”, le cedió el poder a su hijo Anastacio Somoza o, “Tachito”. Hubo una secuencia de persecuciones, asesinatos, despojos y torturas. En Nicaragua todo pertenecía a Somoza; al respecto, en su libro (“Memorias del fuego” Ed. Siglo XXI, Montevideo, l996) Eduardo Galeano escribe: “En Managua (Nicaragua) el turista llega al país en avión o barco de Somoza y se aloja en uno de los hoteles que Somoza tiene en la capital.

El turista está cansado y se echa a dormir sobre cama y colchón fabricados por Somoza. Al despertar desayuna un café preto, propiedad de Somoza, con leche de vacas de Somoza y azúcar cosechada en una sus fincas y refinada en uno de sus ingenios.

Fuente: LA PATRIA
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