La muerte de Hugo Chávez va a tener muchas consecuencias para Venezuela y América Latina pues él generó todo un modelo político que influenció en toda la región. El bolivariano fue el primer gobernante de una democracia constitucional americana en el tercer milenio en proclamarse como socialista y antiimperialista y en volver a nacionalizar las grandes empresas que fueron privatizadas durante la década del noventa.
A diferencia de Cuba que tiene una economía estatizada y planificada bajo un partido único, Chávez mantuvo el mercado, la empresa privada, el capitalismo y el multipartidismo. A diferencia de otros socialistas militares andinos (Grove en Chile, Toro, Bush y Torres en Bolivia, Velasco en Perú) Chávez fracasó en llegar al poder mediante un golpe pero fue capaz de llegar a palacio y mantenerse en éste mediante constantes elecciones.
A diferencia de ellos y de Allende los golpes que le dieron o quisieron darle no lo pudieron derribar. A diferencia del sandinismo nicaragüense o del socialismo chileno Chávez nunca fue electoralmente depuesto ni bajó de la presidencia a la oposición.
Chávez no siguió el camino pro-EE.UU. de la socialdemocracia europea sino que hizo una versión nacionalista y estatizante de éste enmarcada en una Latinoamérica deseosa de ir marcando ciertas distancias ante su anterior poder dominante.
Gracias a Chávez Cuba rompió el bloqueo y el modelo de un nacionalismo con tintes socialistas que respete el mercado y el multipartidismo fue imponiéndose en Bolivia, Ecuador y Nicaragua, influyendo en Honduras y Paraguay, y generando gobiernos amigos en Brasil, Argentina, Uruguay, Perú y otras partes del hemisferio.
Mientras Fujimori fue depuesto por querer ser re-electo varias veces, Chávez mostró como se podía lograr ello con un programa nacionalista, el mismo que sirvió para que Evo Morales, Rafael Correa y Daniel Ortega cambien sus respectivas constituciones y sean reelectos.
Chávez fue uno de los puntales de la Alianza Bolivariana contra EE.UU., de un Mercosur que diese las espaldas a los TLCs, de la Unasur y de la Celac. Tras el repliegue de Fidel eel se convirtió en el principal líder del antiimperialismo latinoamericano, el mismo que buscó debilitar la presencia de EE.UU. apuntalando a los depuestos Hussein y Gadafi y a los regímenes contestatarios de Irán, Rusia, Bielorrusia, etc.
Su muerte deja al ALBA sin su líder más carismático y poderoso, sin que Correa o los Castro con la fuerza como para substituirlo. Maduro, que como canciller venezolano, vertebró al ALBA, la Unasur y la Celac carece de la misma talla de su predecesor.
Si en diciembre el chavismo arrasó en las elecciones regionales venezolanas debido a la simpatía que causaba el presidente con cáncer, ahora Maduro siente que puede ser electo por un sexenio aprovechándose de la solidaridad con el mandatario difunto.
Capriles difícilmente pudiese derrotar a Maduro en una nueva elección a darse en Abril, pero de hacerlo tendría muchas limitaciones en una transición. Maduro debe buscar convocar rápidamente a elecciones para ganarlas. A él, sin embargo, no le será fácil mantener la unidad de su partido. Mientras el PT brasilero, el Frente Amplio uruguayo o el socialismo chileno han sido capaces de renovarse en el poder cambiando de presidentes, el modelo de Chávez-Morales-Correa-Ortega se sustenta en un caudillo reelegible.
La ausencia del líder todopoderoso que arbitra entre las múltiples fracciones de su movimiento se hará sentir. En cierta forma el futuro de Maduro dependerá del petróleo (producto que hoy genera más del 90% de las divisas venezolanas y que por ahora está a un alto precio) y de su capacidad de seguir disminuyendo la brecha social en circunstancias en las cuales la tasa de criminalidad así como de inflación y devaluación de Venezuela están por encima del nivel regional.
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