Todo negocio y por muchas razones el del transporte conlleva riesgos, aunque en este caso los usuarios del servicio están en condiciones de inseguridad plena debido a la falta de garantías del sistema, que si bien son exigidas no son cumplidas en la dimensión de la responsabilidad que entraña trasladar personas de uno a otro sitio.
Si se trata del transporte de pasajeros a nivel interdepartamental por supuesto que las inversiones son millonarias, tomando en cuenta la obligada renovación de vehículos que cada vez mejoran sus condiciones de comodidad y seguridad, pero en la práctica del trabajo cotidiano dejan de tenerlas en muchos casos por descuido de propietarios o de los conductores de los modernos omnibuses.
Sucede al mismo tiempo que aquellas unidades descartadas en un sistema pasan de inmediato a formar parte de flotas de menor categoría aunque con la misma responsabilidad de transportar muchas personas, tomando en cuenta que la mayoría de los buses lleva por lo menos medio centenar de personas y todas bajo el mismo riesgo de viajar en condiciones de inseguridad aunque sea con la cobertura de un mínimo seguro social como el SOAT por ejemplo, pero sin mayores responsabilidades de cubrir todos los perjuicios que se presenten en casos de emergencia.
Este asunto del transporte público salta a la palestra de manera constante, debido a varios factores que se presentan diariamente, en unos casos por malos servicios, que son los más frecuentes, en otros por los accidentes especialmente en carreteras con el saldo trágico de vidas perdidas y una cantidad enorme de heridos, aparte de los damnificados directos e indirectos de esos hechos en los que el factor predominante es la “falla humana” con algún índice de “fallas técnicas”, lo que de todos modos es resultado de la falta de un adecuado y estricto control de autoridades.
En las ciudades los problemas tienen directa relación con los diversos servicios que ofrecen los minibuses, micros y taxis, en conjunto parte de un servicio deficiente, incómodo, inseguro y excepto los taxis, también desaseado, pero con una tarifa que hasta las seis de la tarde tiene vigencia regular y a partir de esa hora en algunas líneas, de micros y minibuses se altera sustancialmente, pues por menos del 50 % de la ruta oficial cobran un pasaje completo.
Falta establecer políticas públicas para mejorar las condiciones de vida de nuestra comunidad, especialmente en lo que corresponde al transporte de manera general, en el caso del interdepartamental y provincial, pero con mucha fuerza y urgencia en el transporte urbano cuyas condiciones de servicio son realmente deplorables, debido especialmente al incumplimiento de normas y reglamentos vigentes y a la falta de personal uniformado que defienda los derechos que tienen los pasajeros para trasladarse de uno a otro sitio con la mayor comodidad y seguridad.
Hay un riesgo permanente en la ciudadanía, que no es el mismo que se presenta para los transportistas, pues las condiciones en que viajan los usuarios implica molestias y perjuicios, mientras que los transportistas cobran indefectiblemente la tarifa impuesta para cada caso así esté en ciertas situaciones fuera de una realidad social, que finalmente afecta el presupuesto de toda la colectividad.
Fuente: LA PATRIA
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