El asesinato de Hanalí Huaycho causó gran consternación en la población boliviana, por la brutalidad con la que fue cometido; al margen de ser una colega periodista era, ante todo, un ser humano a la que se le cegó su vida en una forma horrorosa.
El señalado como el asesino, apareció muerto, colgado con su cinturón de seguridad, en la región de la Asunta, a poca distancia donde se encontró, siniestrado, el auto de Hanalí; su muerte, fue calificada como un suicidio; todo eso, de acuerdo a las últimas versiones de la Policía Boliviana. Pese a que crecen las dudas sobre la verdadera identidad del cuerpo encontrado, en estado de putrefacción. Se puede esperar cualquier desenlace.
Horas antes de conocerse las primeras noticias de su supuesta muerte, había terminado un artículo que no alcancé a enviarlo a los medios que me publican semanalmente, me refería a este caso y cuando Clavijo era aún un prófugo. Manifestaba que el caso del exteniente de policía que parece ser sólo un lamentable hecho de asesinato, fuga y ahora suicidio, tiene otras connotaciones más complejas que pueden derivar en otro dolor de cabeza para el gobierno: Es por esa razón que el viceministro de seguridad ciudadana declaró en reserva las investigaciones que se llevaban adelante en torno al exteniente de la Utarc (Unidad Táctica de Articulación, Reacción y Control de Crisis) que presuntamente integró el “Escuadrón de la Muerte” que liquidó al supuesto grupo terrorista de Rózsa en el Hotel “Las Américas” de Santa Cruz.
Esa determinación levantó una ola de susceptibilidades de la población en torno a este crimen, por la lentitud en lograr la captura del prófugo; por el velo de misterio que se le dio al declarar la reserva en las investigaciones, que debieron ser más bien públicas para lograr el apoyo de la población; y sobre todo, en las declaraciones de las autoridades que se explayaron en aclarar que será capturado “vivo o muerto”.
El exteniente que recibió órdenes para actuar en el Hotel “Las Américas”, y que derivó en la muerte de supuestos terroristas, tenía que conocer todos los detalles de ese operativo que en diversas ocasiones fue puesto en duda calificándolo como un asesinato y negado, en otras tantas, por el gobierno que afirmó, que fue un enfrentamiento ante la resistencia de los terroristas.
Las declaraciones del exteniente de la UTARC, pudieron haber sido la clave para conocer los entretelones de un caso que, en su momento, fue noticia mundial. O sea, pudo corroborar la posición gubernamental o la pudo negar. Y ese era el riesgo que el gobierno no quería correr; entonces, es más probable que el prófugo sea muerto antes de ser capturado, escribí en ese momento. Pero ahora, la noticia de su muerte que tarda más de lo debido en ser confirmada por los organismos oficiales, dio lugar, nuevamente, a especulaciones.
El reflote mediático del caso Rózsa ante la presentación de una grabación por la senadora Carmen Eva Gonzales de Convergencia, atribuida al Fiscal Marcelo Soza en las que involucra a autoridades del gobierno, coincide con la supuesta muerte del exteniente de policía, protagonista directo en los luctuosos hechos del Hotel “Las Américas”.
Por lo manifestado y por las declaraciones de las autoridades en insistir en eso de “vivo o muerto”, dijimos en el primer comentario, que es mucho más probable que sea muerto; porque, los muertos no hablan.
Por lo menos... esa es mi opinión.
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