Educación productiva y el trabajo manual e intelectual
01 mar 2013
Por: Daniel Ordóñez Martínez
La aplicación de la nueva malla curricular de la Ley 070 (Siñani - Pérez) está generando dos clases de problemas; los que se refieren a la organización curricular, a la conversión del sistema de educación regular en 2 años en inicial, 6 años en primaria y 6 años en secundaria. Podríamos decir que se trata de una conversión formal pero que está generando problemas de naturaleza administrativa (reducción en la carga horaria de los maestros, falta de infraestructura escolar, falta de mobiliario, de talleres y laboratorios, falta de recursos financieros, etc.). El otro problema que es de fondo porque se refiere a la naturaleza misma de la reforma, la aplicación de la tan bullada "educación productiva socio - comunitaria", ya empieza a generar los problemas que van a definir la naturaleza y las perspectivas de la reforma.
Cuando el Gobierno ha presentado la "educación socio productiva comunitaria" como una gran innovación pedagógica, siguiendo los lineamientos básicos de la experiencia de Warisata de la primera mitad del siglo pasado, plantea una posición ambigua; una especie de mezcla entre el conductismo que básicamente sostiene que la educación debe formar mano de obra útil para el trabajo productivo y las tendencias que plantean que el trabajo es el ámbito pedagógico indispensable para lograr el conocimiento y el desarrollo integral del ser humano (unidad de teoría y práctica). Nuevamente se confirma que en el debate educativo quien marca el rumbo del mismo es la realidad. El Ministerio de Educación ha instruido que los planes mensuales, bimestrales y curricular deben elaborarse en el marco de los "proyectos socio productivos" que deben elaborar las unidades educativas de cada región, zona y barrio. Éstos, a su vez, deben partir de las especialidades productivas de la zona y, en las ciudades, de los barrios; o sea, en una zona altiplánica se debe hacer proyectos sobre la producción de papas, quinua, cebada, por ejemplo, y en los valles sobre la producción de maíz, verduras, legumbres, etc. Esta forma de plantear la elaboración de los proyectos es una de las conclusiones básicas y correctas de la experiencia de Warisata.
Probablemente lo señalado anteriormente puede plasmarse en práctica pedagógica real en los limitados ámbitos donde superviven las formas de propiedad comunitaria (colectiva) de la tierra porque, la escuela integrada en la comunidad puede tener acceso a las tierras cultivables y sus habitantes comunarios dedicarle una parte importante de su tiempo al destino productivo de la unidad educativa porque es parte de la producción de la misma comunidad, como ocurrió en Warisata. Pero Bolivia no es sólo esa realidad, existen otras donde imperan las formas de la pequeña propiedad privada (parcelaria en el campo) y la gran propiedad privada. Este hecho va a marcar el rumbo de la naturaleza de la educación. Las escuelas rodeadas por la propiedad parcelaria y por la gran propiedad privada no podrán tener acceso a espacios productivos. ¿Qué campesino parcelario o empresario industrial va a ceder parte de su posesión a la educación? En este otro ámbito socioeconómico la educación está condenada a vivir aislada y encerrada en sus muros infranqueables repitiendo los textos.
En los barrios de las ciudades donde están las unidades educativas es imposible encontrar especialidades productivas comunes en todos sus habitantes, unos son comerciantes, otros artesanos, maestros, transportistas, etc., ¿dónde encontrar una especialidad común? Frente a esta realidad social y económica los maestros derivan sus proyectos socioproductivos hacia temáticas como los embarazos no deseados, la higiene ambiental, el reciclaje de la basura, etc. El argumento que han sacado de la manga los técnicos del Ministerio de Educación es que el trabajo logra como resultado bienes tangibles e intangibles que también son productos del trabajo. Pero, ¿esta forma de razonar logra el propósito de unir teoría y práctica en la adquisición del conocimiento, logra unir el trabajo manual con el intelectual?. Definitivamente no. Se sigue repitiendo la vieja tara de las sociedades clasistas que arrastramos desde el esclavismo: unos trabajan con las manos para producir bienes materiales y generar ganancias y otros trabajan con la cabeza para apoyar la producción industrial donde se transforma la materia con las manos y las máquinas. En las ciudades estos "proyectos socio productivos" están orientados al trabajo intelectual logrando productos intangibles como poemas, cuadros de pintura, piezas musicales, planificaciones, estudios de factibilidad económica, estudios de mercadeo, planos de construcción, etc. y en el campo el trabajo manual para lograr bienes tangibles.
¿Se ha superado la causa de la actual crisis de la educación? ¿Se ha logrado unir trabajo manual e intelectual? No. La manera como se pretende aplicar la nueva malla curricular desnuda la impostura de la reforma educativa indigenista.
(*) Licenciado en Economía y Profesor
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